El regreso de Damián Manso al Coloso tuvo el color del sentimiento que le tributó el hincha rojinegro pero desde adentro de la cancha el Piojo no logró cautivar con su fútbol. El talentoso volante no sólo se mostró muy poco participativo en las maniobras ofensivas del equipo de Julio Zamora sino que no gravitó cada vez que se hizo de la pelota. Por eso fue reemplazado por Guillermo Marino a los 12 minutos del complemento y el reencuentro del ídolo con su gente apenas acaparó el acostumbrado aplauso que acompañó su ida. Después, como es casi una costumbre en él, se retiró del estadio amparado en el silencio y sólo se dedicó a firmar algunos autógrafos de un racimo de niños en la playa de estacionamiento.
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