¿Es verdad que muchos médicos recetan remedios de determinados laboratorios tentados por premios suculentos? Confirmando ese rumor, La Capital reconstruyó el circuito de connivencia que se establece entre la industria farmacéutica y estos profesionales, del que además participan farmacias y visitadores médicos. Las conclusiones, claro, no son extensivas a todos los trabajadores de la salud, sin cuyos testimonios -en su mayor parte anónimos- esta nota no existiría. Según sus relatos, la retribución más frecuente para quienes recetan determinadas marcas son los viajes all inclusive a congresos, pero también se ofrecen sorteos de auto, cheques, cenas familiares, cursos y hasta tarjetas de crédito pagas. "En la última entrevista de un laboratorio a la que me presenté el requisito excluyente fue que garantizara una lista de 120 médicos dispuestos a recibir un cheque por prescribir tales drogas", recuerda un visitador médico con larga experiencia en el ramo. Para muestra, basta un botón.
La cosa es más o menos así. El médico recibe las promociones a través del visitador médico o por contacto directo con el laboratorio. A la hora de recetar, opta habitualmente por esas marcas. En la farmacia quedan las prescripciones donde su nombre aparece asociado a ese medicamento, que luego son fotocopiadas por un representante del laboratorio. Después se hace un ránking: el médico ya está en carrera. Ergo, en óptimas condiciones para solicitar que se le solvente un viaje junto a esposa a algún congreso o para recibir los premios ya estipulados.
"El sistema prebendario existe fundamentalmente a través de cheques y viajes, y también se paga mucho para que se estudie una droga. De ahí para abajo están las prebendas más comunes: congresos internacionales, nacionales y locales, regalos y hasta biromes", admite el médico auditor de una obra social rosarina.
El profesional sintetiza el circuito: "Es una pirámide que se articula a través de las farmacias porque de ahí sale la información necesaria para que los laboratorios hagan su propio ránking de médicos y visitadores".
Un ex visitador médico explica cómo se hace: "La verificación de si el médico prescribe o no las marcas del laboratorio se logra fotocopiando las recetas que quedan en lo que nosotros llamábamos el pinche de la farmacia. En el laboratorio donde trabajé se encargaba de eso una empresa, pero a veces lo hacen los propios visitadores o los jefes de región".
Confirma ese dato un empleado de farmacia, que admite la fotocopia de las recetas como "un mecanismo habitual". No sólo eso, también describe un sistema como el del "álbum de figuritas": si el médico demuestra que recetó 100 veces un remedio va una tevé de regalo. "Me parecía raro que todos los pacientes del fulano tomaran lo mismo, habiendo tanta marcas con la misma monodroga", dice. Y da otros ejemplos: pagos del alquiler del consultorio, viajes y billetes en mano. Los laboratorios implicados se repiten mes a mes.
"Quedé asqueado"
Como se dice en la jerga policial, también en medicina hay arrepentidos. "El visitador viene y dice: «Mirá, si vos hablás con el dueño del sanatorio para que me compren material para terapia, todo tu grupo después de la venta se gana un televisor». Así se manejan". El que lo dice es un médico que dejó de ejercer hace 10 años, "asqueado" por algunos de los manejos que vio en 11 de profesión.
"Los laboratorios, que tienen mucha, mucha guita, regalan viajecitos, congresos pagos para vos y tu señora... Gangas que te van dando", recuerda. Y para explicar cómo chequea el laboratorio si el médico le es fiel, dice que muchos visitadores "se meten en los sanatorios, consultorios y farmacias, para averiguar quién recetó qué. Y las farmacias también sacan lo suyo. Les dicen: «Tenemos una oferta, una caja cerrada de un antibiótico que normalmente le comprás a la droguería a 300 pesos, y por esta vez puenteamos la droguería y te la vendemos a 120, pero vos mutis». De ahí quedan prendidos".
El circuito de la prebenda traza cotos. "Cada región tiene sus visitadores, y cada uno de ellos tiene carpetas con nombres de médicos que visita. Ahí hay dos modos de actuar: el ético, donde uno va y promociona las bondades del medicamento -eficacia, precio, calidad del laboratorio que lo produce- y otro que yo veo menos ético, donde se ofrecen premios por recetarlo: cursos pagos, asistencia a congresos con algún familiar, sorteo de automóviles, cenas para la familia una o dos veces por mes y hasta tarjetas de crédito pagas".El que lo dice no habla por terceros, es un visitador médico. Sin embargo, años trajinando consultorios le dan autoridad en la materia también para aclarar que "no todos los profesionales funcionan de esa manera: hay muchos que hasta son reacios a recibirnos".
El remedio como "mercancía"
Fernando Armas es un médico que habla del tema con nombre y apellido, y en representación de la Corriente Trabajadores de la Salud. "La respuesta es política: si se quiere atacar seriamente la prebenda, corresponde atacar el concepto de medicamento-mercancía".
Lo corrupto -dice- es que una droga básica, la amoxicilina, salga 1,50 peso cuando la produce el Laboratorio de Especialidades Medicinales (municipal) y se venda en el mercado a 14: "Esa es la tasa de ganancia y la plusvalía. Si en el medio del circuito hay una cometa para el farmacéutico o el médico se trata de un efecto secundario de esa corrupción básica".