Omar Bravo / La Capital
Abruptamente, la decepción tumbó al deseo. La gama de decepcionados y ex deseosos cubre un espectro que va desde Rubén Marín a Felipe Solá, o desde José Manuel de la Sota hasta Mauricio Macri. Pero sin dudas el más afectado fue el presidente Eduardo Duhalde, quien por no haber aprendido nunca a descifrar a Carlos Reutemann mantuvo la esperanza hasta el final verificado ayer. Lo curioso es que para algunos la figura del santafesino representaba opciones contrapuestas, desde la continuidad dentro de la crisis a la ruptura y la oportunidad del renacer. Desde ayer al mediodía todas esas visiones carecen de sentido. Incluso, el deseo de que Reutemann aceptara la candidatura había anidado en amplios sectores de la gran prensa porteña, que hasta anoche ensayaba extrañas teorías para dejar en pie la posibilidad de que Reutemann diga que sí. Desde hace un tiempo, pero en especial en las últimas semanas, su nombre había excedido los límites del peronismo para ser capturado por amplios segmentos independientes de la sociedad que lo imaginaron una especie de talismán, un conjuro capaz de espantar el clima de caída libre que soporta el país desde diciembre del año pasado. Del grupo de los candidatos que aparecen en las encuestas de opinión pública, Reutemann era el único que no sugería ser "más de lo mismo", o se diferenciaba del régimen, para decirlo en los términos de Elisa Carrió. Ayer a la tarde, una recorrida de La Capital por las principales bocas informativas decían, por ejemplo, en el Ministerio del Interior, que "el peronismo todavía tiene muchos candidatos, hay que esperar". En confianza, se sinceraban: "Estamos debajo de la cama", graficaban. Igual en la Secretaría General de la Presidencia: "No sabemos qué decir, esa es la verdad". La Jefatura de Gabinete, igualmente consternada, dejó escapar un reproche. "Nos pidió tanto que parecía Perón". Tampoco había certezas en las tiendas de De la Sota, ni de Solá. La oficina de Mauricio Macri, en la voz de uno de sus jefes, señaló confundido: "Ahora no sé, Mauricio estaba muy jugado con Lole". Igual de decepcionados estaban los hombres de Rubén Marín. Ellos fueron los únicos que dejaron la puerta abierta: "No dejen de ver que la recepción de listas vence recién el 23 de septiembre". Hasta Mariano Grondona desde su programa de radio sostenía que Reutemann había dicho que "no". Esto es, no, pero... A la misma hora, en las oficinas de Eduardo Bauzá, sede porteña del cuartel general menemista, nadie de los presentes podía ocultar su satisfacción. Las cosas no marchan mal para el ex presidente en las últimas semanas. Más sobria, pero igualmente conformistas eran las reacciones que llegaban desde San Luis. Voceros de Adolfo Rodríguez Saá sentían en una interna sin Reutemann podría beneficiarlos con el apoyo de los no menemistas del PJ. La decepción también dejaba comentarios más amargos para Reutemann. Una versión insistente decía que una legisladora nacional de Santa Fe le había dicho en la cara al gobernador que, luego de su no, "debería irse a vivir a Mónaco". Era la noche del 10 de julio, cuando el deseo dejó paso a la decepción.
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