Apenas era un partido amistoso. Y como tal las previsiones estaban tomadas. Tan es así que el árbitro tenía órdenes de impedir algún roce que pudiera generar rispideces entre los jugadores. Pero una pierna fuerte por allá, otra por acá, fueron suficientes para poner en riesgo un encuentro donde sólo se intentaba sumar minutos de fútbol. El primer encontronazo se produjo en el final del primer tiempo, cuando Nereo Fernández fue a buscar una pelota arriba ante la atropellada de Rosales. Pero el arquero tiró un manotazo que generó el enojo del delantero. "Era un partido amistoso y el árbitro no tenía que dejar pegar. Pero hubo patadas fuertes y un par de jugadores que se comieron unos codazos innecesarios. Se pedían explicaciones de por qué se hacía eso si era sólo una práctica y tenía que salir todo bien. No sé por qué estaban tan nerviosos", sentenció Mauro Rosales, quien luego de tener un duelo verbal con Andrés San Martín fue sustituido por Elvio Martínez. Cuando se cumplía el minuto 48 el volante tatengue, en una lucha desesperada con Sacripanti por quedarse con la pelota, le pegó un manotazo al Loco que le hizo sangrar la nariz y debió ser atendido por el médico Ignacio Astore. Eso generó algunas discusiones y el pedido de tranquilidad de Crosa hacia el Pelado. El casildense no dijo nada, pero nueve minutos más tarde le devolvió la atención a San Martín bajándolo en el mediocampo. Después de eso los ánimos se calmaron, llegó la tranquilidad y, como debe ser, tras el final los jugadores fueron a las duchas para calmar sus exacerbados ánimos.
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