"Cuando volvíamos de México tras ganar el Mundial en el avión había un fotógrafo de El Gráfico que lo vio a (Carlos) Bilardo durmiendo con la boca abierta. No se animaba a sacarle una foto, entonces le pedí la máquina y lo fotografié. Luego salió publicada y tuvo una repercusión bárbara, porque en el pie de foto pusieron que se la había sacado yo. En realidad había otras mejores que no salieron para no tener problemas, como en una en que estaba todo pintado de negro. Por la alegría que teníamos todos Carlos no dijo nada. Además, ya no me podía desafectar", cuenta y se ríe como chico que hizo una travesura.
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