Si la memoria no gambeteara a la mayoría, Federico Sacchi estaría en el sitial de los grandes. En Chile 62, el ex Newell's y Racing fue pieza inamovible en la franja del medio, puesto que alternó en su carrera con la de marcador central. Aún hoy dispara una sonrisa cuando recuerda que "el Toto Lorenzo nos entregaba papelitos con las instrucciones de lo que debíamos hacer en la cancha y que debíamos leer todas las noches". -¿Jugar un Mundial es un privilegio de pocos? -Por supuesto. Es una gran suerte jugar al fútbol y tener la suerte de integrar una primera división. Y más aún vestir la casaca nacional e integrar un equipo que va a un Mundial. Aunque los tiempos han cambiado, las sensaciones son las mismas. El sueño de los que juegan a la pelota es coronar la carrera jugando un Mundial. -En aquel momento se jugaba con el síndrome del fracaso de Suecia. -Pienso que lo de Suecia nos marcó, pero no para bien. Hubiese sido necesario una mejor organización, que recién se dio cuando asumió el Flaco Menotti. No teníamos información de los rivales ni calendario deportivo. Y eso que teníamos la ventaja de jugar muy cerca (en Chile), pero no la aprovechamos. Como en todas las épocas teníamos buenos jugadores pero no organización. En aquella época había muchos futbolistas que pensaban, y seguramente uno también lo pensó, que jugar en la selección era arriesgarse a perder el prestigio ganado en tu equipo. Porque te citaban hoy para jugar mañana, y porque no podíamos entrenar juntos. -¿Qué significó Juan Carlos Lorenzo? -Traía conocimientos de haber dirigido en Europa. Pero la preparación no fue buena y el armado del equipo no fue el ideal, en particular contra Inglaterra. También un hecho importante en ese Mundial fue que nuestro goleador, José Francisco Sanfilippo, no anduvo muy bien. Pese a todo no pasamos la fase inicial por una cuestión de diferencia de gol. -Hoy la realidad es totalmente diferente. -Ni hablar. Además el técnico (Marcelo Bielsa) le ha dado una tónica colectiva eficaz. Los triunfos ayudaron también a fortalecer en lo anímico. Es uno de los favoritos aunque en el Mundial, que es un torneo corto, un par de tardes que no las tengas todas a tu favor te pueden dejar relegado. La selección infunde en la gente una sensación de juego solidario, colectivo, de unión. Quizás no ofrezca mucho brillo, al cual estamos acostumbrados desde muchísimo tiempo atrás, pero ahora se juega de manera diferente. Quizás para el ojo del espectador no deslumbre pero logró resultados y hoy por hoy son los que mandan.
| |