Año CXXXV
 Nº 49.482
Rosario,
sábado  18 de
mayo de 2002
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Lo habían absuelto pero ahora modificaron el fallo
Nueve años de prisión para un policía que ejecutó a un joven
Le disparó un tiro en la cabeza a quemarropa. Fue en diciembre de 1999 en un Fonavi de V.G. Gálvez

Jorge Salum / La Capital

La Cámara Penal modificó el fallo que absolvía por falta de pruebas a un cabo de policía acusado de matar a un joven y lo condenó a 9 años de prisión. El suboficial estaba libre desde que se conoció la primera sentencia pero ahora otra vez se encuentra en prisión.
Vicente Gaeta asesinó a José Saucedo con un tiro en la cabeza. Fue un crimen con las características de una ejecución ya que disparó a quemarropa y desde muy corta distancia contra una víctima sorprendida e indefensa.
El hecho ocurrió la madrugada del 19 de diciembre de 1999 cuando Saucedo participaba de una fiesta junto a un grupo de amigos en un Fonavi de Villa Gobernador Gálvez.
El y sus amigos mantuvieron una áspera discusión con una mujer policía que vive en esos monoblock, y la agente pidió ayuda. Aunque estaba de Franco y fuera de su jurisdicción, Gaeta acudió presuroso junto a otro colega. Ambos llevaban dos armas cada uno.
Al llegar al lugar Gaeta y su compañero se encontraron con Saucedo y sus amigos. Sonaba música de cuarteto y todos estaban enardecidos contra la mujer policía.
Luego todo sucedió muy rápido. Gaeta bajó de prepo el volumen de la música, hubo una discusión y enseguida se escuchó un disparo. Saucedo se desplomó con una herida en la cabeza: el proyectil de una 9 milímetros le había perforado el cráneo.
En medio del caos llegó a la escena otro policía. Con el tiempo su testimonio resultaría clave para reconstruir cómo su colega asesinó al muchacho de 23 años a sangre fría.
Días después, cuando ya estaba detenido y acusado de homicidio, Gaeta dijo que disparó para defenderse de una agresión de Saucedo. "Me atacó con una damajuana", declaró ante Adolfo Prunotto Laborde, el juez de Instrucción que investigó el hecho. Todos los testigos dijeron que mentía.
Gaeta fue procesado y más tarde lo enviaron a juicio, pero el juez Ernesto Genesio consideró que no había pruebas suficientes para condenarlo y aceptó el argumento de la defensa. Para el abogado del acusado, todos los testigos se habían puesto de acuerdo para culparlo. Genesio lo absolvió por el beneficio de la duda y el acusado quedó libre.
Pero el caso no se cerró porque el fiscal apeló y así consiguió una revisión del fallo. Después de estudiar el expediente el camarista Otto Crippa García juzgó que todos los indicios prueban la culpabilidad de Gaeta en el crimen de Saucedo. Sus colegas Ernesto Navarro y Ernesto Pangia lo avalaron. Y esta vez el policía fue condenado.
Según la reconstrucción que hizo Crippa, Gaeta acudió al lugar con una actitud "prepotente" y desproporcionada para defender a su compañera. Es lo que se conoce como "espíritu de cuerpo", una actitud que el fallo condena.
La sentencia descarta que el policía haya sido víctima de una supuesta conspiración de los testigos por sólo hecho de ser policía. Para los jueces esto no sólo es inaceptable sino que resulta inverosímil si se tienen en cuenta los indicios recogidos durante el juicio.


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