Año CXXXV
 Nº 49.482
Rosario,
sábado  18 de
mayo de 2002
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Un juez ordenó la devolución de fondos judiciales del ex BID
Eran 50 millones de dólares. Pertenecían a los 19 mil ahorristas damnificados por la quiebra de la entidad

Carlos Walter Barbarich / La Capital

El juez en lo Civil y Comercial de la segunda Nominación con asiento en Venado Tuerto, Marcos Ferrarotti, ordenó la devolución de 50 millones de dólares depositados por la sindicatura del ex Banco Integrado Departamental (BID) y que pertenecen a más de 19 mil ahorristas damnificados por la quiebra de esa entidad cooperativa, sucedida en 1995.
Ferrarotti avaló la solicitud de la Sindicatura, a cargo de Juan Arnaldo Venturini, y ahora el caso deberá ser resuelto por los tribunales.
En tanto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación deberá determinar si el recurso presentado por la defensa de los ex directivos del BID, que afirmaban que la quiebra estuvo mal decretada, es válido, de no confirmarse los ahorristas no podrán cobrar.
Los fondos depositados a plazo fijo en cuatro entidades bancarias de la ciudad son de "carácter judicial", sostuvo el juez y aclaró que deben ser devueltos en dólares, más allá de la pesificación que proponen los bancos.
Por su parte, estos aceptan la liberación de los fondos, pero pesificados. La última palabra la tienen los tribunales que entienden en la causa, no obstante trascendió que los ahorristas no podrán cobrar hasta que la Corte Suprema de Justicia confirme la quiebra del ex BID.
La medida dictaminada por el juez venadense resuelve calificar a los depósitos que pertenecen a la masa de quiebra del ex BID como de "judiciales", Esto excluye la posibilidad de quedar atrapados en el corralito y por ende, liberados de la reprogramación.
"Los depósitos judiciales están dotados de un régimen propio y por ende no deben sufrir las restricciones que imperen hoy en día para los depósitos comunes", sostuvo el juez Ferrarotti.
De esta manera en los considerandos del fallo se deja entrever que el escrito rechaza de plano la reprogramación de esos depósitos y además descalifica la pesificación de los ahorros. La conclusión es simple; hay que respetar la moneda pactada con anterioridad, en este caso dólares, entre el síndico y los bancos.
No fueron pocos los ahorristas que intentaron saber cual es el destino de sus ahorros que en principio fueron incautados por la quiebra del ex BID y ahora por el famoso corralito financiero. Es decir que dos veces tropezaron con la misma piedra y, por supuesto, sin tener decisión sobre los pesos que maneja la sindicatura y que les pertenecen.
Consustanciado con esta situación, Ferrarotti determinó que se transfieran los saldos al vencimiento de las imposiciones a la cuenta del Nuevo Banco de Santa Fe, con la posibilidad de que, en caso de tener dificultades para la disposición de fondos, procedan a renovar las imposiciones existentes en cada una de ellas y manteniendo la moneda que tenían a su último vencimiento y por un plazo conforme a las tasas de plaza.
El criterio bancario es el de liberar los fondos de acuerdo al criterio de pesificación de $1 a $1,40. No obstante el juez entendió que esa medida no es aplicable a los fondos judiciales y que por ende deberían cancelarse en la misma moneda o al menos, de acuerdo al valor que experimenta la moneda norteamericana ese día.
En tanto que la Sindicatura resolvió resolvió aceptar la pesificación de los cincuenta millones de dólares depositados en cuatro entidades bancarias venadenses a 1.40 pesos, pero como pago a cuenta y hasta que los tribunales decidan la diferencia que existe entre esa cotización y la actual.
Ferrarotti admite que "los depositantes ya han sido suficientemente castigados con la quiebra del ex banco cooperativo por lo que aceptar la pesificación a secas sería pasarlos a un martirio innecesario".
El magistrado ejemplificó: "Primero los atrapó la quiebra de la entidad cooperativa a la cual habían confiados sus depósitos y ahora los atrapan otras entidades financieras a las cuales el juez confió sus depósitos, previo estudios de la calificación de las mismas", concluyó



Una historia que comenzó en 1995 y aún no termina.
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