Leonardo Graciarena / La Capital
"Solicito a los países árabes e islámicos productores de petróleo que corten el aprovisionamiento de Occidente y de los países que mantienen relaciones con Israel durante un mes a título simbólico". Alineándose con la idea pregonada por Saddam Hussein hace una semana, el ayatolá Alí Jamemei, guía supremo de la república islámica de Irán, le sumó otro capítulo a la novela "El poder del petróleo. Un as en la manga de los países árabes". Jamenei ocupa el mismo sillón del desaparecido ayatolá Jomeini y su palabra es santa en el segundo exportador de petróleo del mundo detrás de Arabia Saudita. "El petróleo pertenece a los pueblos y puede ser un arma contra Occidente y los países que apoyan al régimen salvaje de Israel", afirmó el ayatolá. Estos dichos hicieron que el precio del petróleo sufriera un incremento automático: el barril de Brent (referencia para Europa y Africa) cerró su cotización del viernes en Londres a 27,31 dólares en alza. Estados Unidos debió intervenir para bajarlo. Hace una semana, el presidente iraquí Saddam Hussein hizo renacer la idea del petróleo como un "arma" ante sus pares de la Cumbre Arabe en Beirut. Los dichos de Saddam podrían devaluarse a la categoría de "propaganda iraquí" si no fuera porque el conflicto entre israelíes y palestinos se desarrolla en una región donde se encuentra el 65% de las reservas petrolíferas mundiales y el 30% de las gasíferas. Las reservas mundiales de crudo ascienden a un billón de barriles y están concentradas principalmente en Arabia Saudita, Irak, Emiratos Arabes, Kuwait e Irán. Arabia Saudita es el mayor productor con el 26% de la extracción global del combustible que satisface el 40% del consumo de energía primaria del planeta. Si bien en un primer momento la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), formada por once países, desestimó la arenga del líder religioso iraní, no hay que desconocer que la mayor parte de los miembros de la OPEP convive en el marco la Liga Arabe, que ayer se reunieron de urgencia en El Cairo para tratar el conflicto en Medio Oriente. Sentados entre sus pares, los representantes de Arabia Saudita, Kuwait, Irán, Irak, Qatar, Libia y Argelia son los poseedores de las reservas de petróleo para los próximos 80 años, según estimaciones. La ecuación indescifrable que plantea el petróleo es que se consume mayoritariamente en regiones donde no se produce. En Estados Unidos y Europa occidental consumen casi la mitad de la producción mundial. Los países del Golfo Pérsico sólo usan el 4,5% de lo que producen. Estados Unidos es el máximo demandante de crudo del mundo, pero su vez es uno de los principales productores de petróleo -casi a los niveles de producción saudita-, lo que se traduce en una incapacidad para autoabastecerse. Su principal proveedor de petróleo es Arabia Saudita, y en menor medida, Kuwait. La producción de la OPEP (Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes, Indonesia, Irak, Irán, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela) es de 23,2 millones de barriles diarios. No se incluyen los potenciales 2,2 millones de barriles de Irak, bajo el estricto programa de control de las Naciones Unidas. A pocos días de los atentados terroristas contra estados Unidos Daniel Montamat, ex secretario de Energía argentino, clarificaba en manos de quién está el oro negro: "Si se incluyen los países de la ex Unión Soviética, el 66% de las reservas mundiales de petróleo está en manos de naciones habitadas mayoritariamente por musulmanes". Los países de la Opep que forman parte de la Liga Arabe tienen números de producción de crudo que dan envidia. Arabia Saudita, el histórico aliado de los anglo-americanos desde los años 30, con sus aumentos de producción evita disparadas exageradas del precio del petróleo cuando se producen conflictos en la región. Produce 7,584 millones diarios de barriles de crudo; Irán produce 3,39; Irak, 2,719 (potencial, por las mencionadas sanciones de la ONU); Kuwait 1,872; Libia 1,287 millón de barriles diarios; Qatar 608 mil y Argelia 749 mil. Después de los ataques a las Torres Gemelas que desataron la guerra al terrorismo, el presidente George W. Bush viene predicando las bondades de una mayor "independencia energética" de Estados Unidos. Pero este discurso sólo es una muletilla repetida a partir de la crisis de 1973 y que encubre una contradicción importante: desde entonces la adicción de EEUU por el petróleo se multiplicó. Las perspectivas hacen pensar que la ecuación no tendrá solución en lo inmediato. Y las diferencias se agravarán en el futuro ya que la mayor parte de las nuevas reservas de crudo se están descubriendo en los países que menos consumen. Se calcula que Estados Unidos tiene reservas para unos 10 años y Europa para 13. Al ritmo de consumo actual -casi 80 millones de barriles diarios- la OPEP calcula que sus reservas pueden durar otros 80 años. Mientras no se descubran fuentes alternativas de energía, el petróleo seguirá siendo un revólver cargado sobre la sien de la política internacional.
|  El ayatolá Alí Jamenei quiere hacer como en 1973. |  | Ampliar Foto |  |  |
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