Año CXXXV
 Nº 49.442
Rosario,
domingo  07 de
abril de 2002
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Escalada en Medio Oriente. Reagan y Bush padre lo preferían ver muerto
Arafat y Washington, tres décadas de desconfianza mutua

Patrick Anidjar

Washington. -Desde hace tres décadas, Yasser Arafat, indiscutido jefe del nacionalismo palestino, mantuvo conflictivas relaciones con siete gobiernos estadounidenses sucesivos, a menudo forzadas y a veces marcadas por suspicacias.
El actual capítulo de esa relación confirma más que nunca la actitud de desafío mutuo entre Arafat, que lidera a los palestinos desde 1969, y el presidente George W. Bush, que el jueves lo acusó de "traicionar las esperanzas" de su pueblo, pero sin interrumpir el diálogo.
Punta de lanza de la lucha contra "el imperialismo americano" pero rápidamente convertido en partidario de una discreta colaboración con Estados Unidos, Arafat nunca fue más plenamente reconocido que por Bill Clinton (1993-2001).
"Los presidentes estadounidenses jamás tuvieron mucha confianza en Arafat", dijo Quandt, ex consejero especial del presidente Jimmy Carter (1977-1981) para Medio Oriente. "Trataron con él porque encarna el sentimiento nacional palestino más que cualquier otro dirigente palestino", explicó.
"Varios presidentes, especialmente Ronald Reagan (1981-1989) y George Bush padre (1989-1993) seguramente lo hubieran preferido muerto", añadió.
A menudo en las sombras, las relaciones se esbozaron tras la guerra de Yom Kippur (1973). La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) pensaba entonces que la administración del presidente Richard Nixon (1968-1974) estaba en condiciones de presionar a Israel.
En esa epoca comenzó la colaboración entre la CIA, la agencia de inteligencia de Estados Unidos, y la OLP a través de contactos mantenidos en Beirut.
Sin embargo prevaleció la doctrina del secretario de Estado Henry Kissinger: Estados Unidos califica a la OLP como una organización terrorista a la que no considera posible aproximarse oficialmente.
La intervención de Arafat en la Asamblea General el 13 de noviembre de 1974 le permitió pisar suelo estadounidense pero la administración del presidente Gerard Ford (1974-1977) le cerró las puertas.
Un año después, el subsecretario de Estado Hal Saunders abogó ante el Congreso por tomar en cuenta las aspiraciones legítimas de los palestinos.
En septiembre de 1977, James Carter habló sobre la necesidad de un territorio para los refugiados. Arafat, cuyo nombre no fue mencionado por Carter en ese discurso, aplaudió esa posición. En los meses siguientes se entablaron negociaciones secretas entre la OLP y diplomáticos estadounidenses.
"Carter intentó una apertura pero fracasó", dijo su ex asesor. Entretanto el presidente egipcio Anuar el Sadat desembarcó en Jerusalén. Arafat se vio enfrentado a los hechos consumados.A pesar de la particular hostilidad de Reagan hacia Arafat, la CIA mantuvo contactos con la OLP.

Una fecha clave: 1988
La primer Intifada a finales de 1987 dio la oportunidad para dialogar con Estados Unidos. El 13 de diciembre de 1988 ante la ONU en Ginebra, Arafat reconoció el derecho a la existencia de Israel.
El secretario de Estado George Shultz ordenó a su embajador en Túnez, Robert Pelletreau, entablar negociaciones con un allegado de Arafat, Yasser Abed Rabbo. El diálogo se desarrolló prácticamente sin interrupciones hasta junio de 1990, cuando se registró un intento de atentado palestino contra un complejo turístico en una playa israelí.
Las conversaciones se clausuraron definitivamente tras el apoyo de Arafat a Saddam Hussein durante la guerra del Golfo (1990-91). Se reanudaron tras el conflicto y condujeron a la firma en la Casa Blanca, ya bajo la presidencia demócrata de Bill Clinton, de una declaración de principios que marcó el fin del estado de beligerancia entre israelíes y palestinos, en septiembre de 1993. (AFP)



1993. Rabin, Peres, Clinton y Arafat en la Casa Blanca.
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