El acto de lanzamiento de la producción de la nueva familia Corsa en el Complejo Chevrolet de Rosario fue una caja de resonancia de las principales preocupaciones del sector automotriz. Uno de los presentes en la planta de Alvear fue el presidente de la Asociación de Fábricas de Automóviles de la Argentina (Adefa), Cristiano Ratazzi, quien pintó un panorama bastante negro para el sector en materia de ventas en el mercado interno, y fustigó las retenciones a la exportación, que por el momento aparece como la única razón de ser de las terminales en el país.
El industrial -quien también preside Fiat Auto de Argentina- calificó al período que se abrió en 1998 como de depresión, mientras que el inicio de 2002 para Ratazzi fue de hiperdepresión. Dijo que en marzo se volvió al nivel de "depresión", ayudado fundamentalmente por la posibilidad de utilizar plata atrapada en el corralito. Así, se lograron vender unos 15 mil autos en el país, un comportamiento que aparenta ser sólo un veranito ya que el 15 de abril se termina esta operatoria.
"Nosotros dependemos mucho de los ahorros de la gente. Si se deshacen los ahorristas, a nosotros se nos hace muy difícil vender autos. En este momento hay muchas ventas por la utilización de plata del corralito, pero parece que el 15 de abril se termina y ahí de vuelta vamos a volver a los niveles anteriores". Indicó que "ahora tenemos ventas de nivel de depresión -15 mil autos por mes-, pero no de hiperdepresión que son menos de 10 mil autos por mes".
Por esta razón, las automotrices pidieron una prórroga para poder usar dinero del corralito, aunque Ratazzi se mostró escéptico: "La hemos pedido pero no sabemos si la van a dar", dijo lacónicamente. La estimación para este año habla de 120 mil autos vendidos en el país, según las cuentas que hace Ratazzi.
Ante la total falta de crédito, las automotrices están buscando tomar más protagonismo para financiar a sus compradores. Actualmente, la mayoría de las terminales poseen brazos financieros, pero con limitaciones en su operatoria. Ahora están tratando de comenzar a captar depósitos de ahorristas, como lo hace cualquier banco.
A exportar
Con un mercado interno en terapia intensiva, las terminales apuesta a la exportación como único argumento para seguir trabajando. Esta estrategia ya se vio el año pasado, con variado énfasis según la fábrica: Ford, por ejemplo, fue la que más trabajó en ese sentido, y también General Motors. En ese sentido, la planta de Chevrolet de Rosario enviará el 80% de su producción al exterior, mientras que Fiat retomó la fabricación de motores diesel.
Con la devaluación del peso, mejoró notablemente la competitividad argentina pero siguen otros problemas y aparecen nuevos. El inconveniente que subsiste es el régimen automotriz del Mercosur que establece que el intercambio debe ser uno a uno: un auto va para Brasil y un auto viene a la Argentina. Se admite una cierta desviación, pero si se superan los límites se penaliza a la terminal.
Con un mercado argentino paralizado y un brasileño activo, el flujo es casi unidireccional hacia el país vecino. Al respecto, Ratazzi, quien además es el titular de Fiat Auto, destacó el valor de las exportaciones pero enfatizó que "en Fiat necesitamos rápido la firma del acuerdo con Brasil, y hasta que no esté, nosotros estamos tan desbalanceados desde el año pasado, que no podemos hablar de abrir las exportaciones hasta que se equilibre".
El directivo indicó que "fue Argentina la que pidió reducir el cupo, por lo cual la culpa es de Argentina, y ahora Brasil lo usa".
El otro tema que pone verdes a las automotrices es el de las retenciones a la exportación, que en caso de los autos es del 5%, pero el gobierno amenaza con subir el porcentaje en cualquier momento. Ratazzi señaló que "estamos totalmente en contra de las retenciones, por una cuestión de principios; y como sistema, las retenciones son uno de los peores impuestos que puede haber en el mundo, ningún país civilizado las tiene".