Central llegó a Avellaneda y recuperó la memoria perdida. Esa memoria en la que desde hace tres fechas no aparecía la palabra victoria. Anoche pareció haber encontrado el camino que lo puede conducir a la salida del mal momento por el que tuvo que atravesar. Por primera vez en este ciclo del Flaco Menotti los canallas lograron desplegar un buen fútbol y ser certeros a la hora de la definición.
Toque, toque y goles: Con toda la premura que tenía Central con tratar de cambiar su pálida imagen de las últimas fechas salió a buscar lo que necesitaba. O sea el triunfo. Desde el arranque nomás, los canallas se apoderaron de la pelota y manejaron el partido gracias a la permisividad que tuvo Independiente. De Bruno se encargó de marcar el camino y organizar cada ataque canalla. Sólo debieron pasar seis minutos para que el equipo del Flaco sacara una ventaja. Un centro desde la derecha fue capitalizado por Figueroa, quien de cabeza decretó el uno a cero y puso en silencio a los hinchas del rojo.
Independiente no reaccionaba. Es más, permanecía adormecido y los insultos que bajaban de la tribuna hacían su efecto sobre el ánimo de los jugadores locales. Central supo aprovechar ese momento y así tejió su segunda conquista cuando De Bruno le metió una pelota bárbara al vacío para que Figueroa recibiera los abrazos por segunda vez.
Independiente parecía sin alma. Inexpresivo, hasta ese entonces apenas un tiro libre desviado de Troche había sido la llegada más clara. El empuje de la gente y la situación imperante hizo que el rojo intentara convertirse en protagonista. Y así llegó un cabezazo de Páez con destino de gol que Tombolini controló y un disparo de Vuoso, donde otra vez el arquero canalla respondió de buena manera. Muy poco, como para lograr revertir una situación que cada vez se tornaba más angustiante para los locales.
El aguante: Como era de esperar y con todas sus limitaciones a cuestas, Independiente salió a buscar un cambio de destino. Y en el inicio del complemento Vuoso insinuó pero la figura enorme de Tombolini continuaba creciendo. La idea de Central era clara, esperar el desgaste de un rival que aparecía tambaleante para pegar el golpe del nocaut. Por eso los auriazules explotaron un contraataque que resultó mortífero para los locales. Porque las pocas ocasiones del rojo eran desperdiciadas o controladas por Tombo, mientras que los canallas no perdonaban en el arco de enfrente. Así llegaron los goles de Cappelleti y Delgado para abrochar una victoria, que desde un comienzo parecía sellada por la productividad futbolística canalla y por la improductividad de los de Avellaneda.
Central ganó con total comodidad y no debió sufrir más de la cuenta para llevarse el triunfo. Dejó atrás la mala racha justo en el momento que más lo necesitaba. Para alejarse (un poco) de la promoción y teniendo en cuenta el clásico que se viene. Los canallas dejaron asentado el punto G: gustaron, golearon y ganaron. Dieron un síntoma de recuperación. Ahora sólo resta saber si es total o parcial.
Síntesis
Independiente 1: Albil 4; Ramírez 4 (63' Ríos 4), Páez 3, Villavicencio 3 y Pernía 3; Troche 5, Franco 4 (80' Bustos) y Guiñazú 5; Insúa 4; Rivas 4 (63' Cuba 4) y Vuoso 4. Suplentes: Molina y Zelaye. DT: Tardivo/Ríos.
R. Central 4: Tombolini 7; Ferrari 6, Talamonti 6, D. Díaz 6 y Rivarola 6; Erroz 6 (69' Cappelletti 6), M. Quinteros 6 y Papa 7; De Bruno 6 (66' P. Sánchez 6); Arias 4 (46' Delgado 6) y Figueroa 8. Suplentes: Castellano y Canals. DT: César Luis Menotti.
Cancha: Independiente.
Arbitro: Daniel Giménez.
Goles: 6' y 18' Figueroa (RC), 81' Cappelletti (RC), 85' Delgado (RC) y 89' Vuoso (I).
Amonestados: Páez (I); Talamonti y Erroz (RC).
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