Año CXXXV
 Nº 49.442
Rosario,
domingo  07 de
abril de 2002
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El largo adiós a la Reina Madre
Una multitud hizo una cola de cinco kilómetros para despedir a la anciana ex monarca en Londres

Miles de británicos hicieron cola a lo largo de la noche del viernes y la madrugada del ayer para poder ver el féretro de la Reina Madre, que reposa bajo la silenciosa protección de la guardia real.
La fila, de más de cinco kilómetros de largo, serpenteaba a lo largo de las orillas del río Támesis. La policía informó que el Westminster Hall, donde permanecerán los restos de la Reina Madre hasta el martes, estará abierto hasta que haya pasado toda la gente. La gran novedad ayer fue que la Corona Británica invitó a la ceremonia de entierro a Camilla Parker Bowles, relacionada sentimentalmente con el príncipe Carlos, heredero al trono.
A los funcionarios les sorprendió la cantidad de gente que quería decir adiós a la que quizás fuera el miembro más popular de la familia real británica.
El grandioso escenario del Westminster Hall, que permaneció abierto toda la noche para que los visitantes presentaran sus respetos a la Reina Madre, tenía previsto cerrar al público a las 18 hora local, pero los funcionarios dijeron que no querían defraudar a los miembros del público que pasaron frente al féretro a un promedio de 4.000 cada hora.
Se cree que decenas de miles de personas harán la cola para rendir homenaje a la Reina Madre. Entre las personas había jubilados, niños y turistas.
Más de 400 mil personas atestaron el viernes las calles por donde pasó la procesión fúnebre que llevaba el féretro al Westminster Hall. Todos hacían grandes esfuerzos para ver el ataúd, que era trasladado lentamente en un carruaje de cañones guiado por caballos.
El carruaje estuvo acompañado todo el tiempo por miembros destacados de la familia real, que caminaban junto a los 1.700 miembros de los ejércitos de tierra, mar y aire en uniformes de gala. Su nieto, el príncipe Carlos, parecía muy afectado por la muerte de su abuela. Algunos testigos dijeron que en la ceremonia del viernes le vieron enjugarse las lágrimas.
Sobre el féretro se puso doblado el estandarte de la Reina Madre y en todo lo alto se situó la corona incrustada de diamantes que se utilizó en su coronación.
"Es una pena que tenga que ser en su muerte, pero ella se lo merece", dijo Tim Aston, un electricista que trabajaba en un edificio mientras miraba un desfile como no había habido otro igual desde el de Winston Churchill en 1965.
Justo cinco años después de ir tras el féretro de su madre, la princesa Diana, los príncipes adolescentes Guillermo y Enrique inclinaban sus cabezas con pena y mantenían los brazos rectos a lo largo del cuerpo.
La familia real fue acusada de frialdad y de mostrar poca sensibilidad tras la muerte de Diana y esta vez, 14 miembros destacados de la familia caminaron tras el féretro presididos por el príncipe Felipe, de 80 años.
Además de Camila Parker Bowles, la eterna amante del nieto preferido de la anciana, se prevé que asistirán jefes de estado, de gobierno, exponentes de la nobleza, la política, la economía y de la aristocracia. Las 101 campanadas de la Abadía rendirán un homenaje en la despedida póstuma a la Reina Madre. (Reuters)



La fila de subditos fue incesante en Westminster.
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