Mario Candiotti / La Capital
Buenos Aires (enviado especial). - Los jugadores y el cuerpo técnico de Rosario Central se quedaron con las ganas de jugar ayer con Racing, a raíz de haber sido suspendido el partido por temor a una venganza de la barra brava de Independiente hacia la de su clásico rival, a raíz de la muerte de un hincha rojo ocurrida el domingo, antes del clásico. Por eso, el plantel canalla practicó al mediodía durante una hora y media en los bosques de Palermo, luego almorzó a las 14 en el hotel Dolmen y volvió a las 15 hacia esta ciudad. La advertencia partió a últimas horas del lunes cuando la policía de Buenos Aires manejaba la información de un probable ataque de los hinchas rojos para cobrarse la muerte de Rivera. Precisamente fuentes de la seccional primera de Avellaneda, confiaron que estaban advertidos de esas posibles acciones violentas que podían desarrollar simpatizantes de Independiente. Por eso antes de conocerse la suspensión del partido las fuerzas policiales ya habían previsto apostar alrededor de 500 efectivos en las inmediaciones de la cancha de Racing y toda Avellaneda, para prevenir cualquier tipo de conducta violenta. Lo cierto es que personal de inteligencia de Avellaneda pudo averiguar que un sector de la barra del rojo -más precisamente aquellos que se autodenominan Los Camioneros, porque responden al cegetista Hugo Moyano- estarían dispuestos a continuar con la ola de sangre y terror.
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