Orlando Verna / La Capital
Es difícil hablar con Coki, no porque sea ermitaño o poco expresivo. Dice que no le gustan los reportajes y que tiene poco para decir. Años caminando las mismas calles de Rosario ablandan el contrato periodístico y una cerveza hace el resto. La excusa no es una copa de viernes o sábado por el bajo Tucumán, sino el recital con el que Coki De Bernardis & the Killer Burritos abrirán la temporada 2002. Será hoy en La Rockería, Wheelwright 1745, a partir de las 23.30, para presentar el segundo disco del grupo que se llama "Un millón de dólares" y que después de un parto dificilísimo verá la luz en marzo próximo.
El ex Punto G promete un recital de dos horas con todos los temas del nuevo CD, varios temas viejos y muchos covers. Como siempre, lo acompañarán Pablo Dacal (guitarra), Emiliana Arias (batería), Gabriela García (bajo) y Sergio Barrilis (teclados), una banda de la que Coki se enorgullece y que le permite seguir en la misma postura de hace años: hacer arte, con música. Lo demás es anecdótico.
En el bar suena Elton John. Una vez, dos, tres, mil. "¿Qué radio es esta, FM Elton?", bromea para comentar: "Me gusta Elton John, ¿y a vos?". Este periodista menea la cabeza y explica que cuando era chico escuchaba música con más decibeles. "Claro -afirma-, nosotros lo agarramos cuando estaba muy Liberace. Pero tenía los mejores anteojos del mundo". La cosa se empieza a poner cool. Coki está de buenas, la moza del ex bar La Capital hace su trabajo y la entrevista comienza a rodar. Menos mal.
-¿Cómo va a ser el recital de esta noche?
-Hace dos meses que no tenía ganas de tocar. El año pasado tocamos mucho, nos saturamos y queríamos unas semanas de descanso. Ahora volvimos y estamos haciendo un set de 23 temas de casi dos horas. Es un show largo. Vamos a tocar casi todo el disco nuevo, muchos temas que hacía tiempo no hacíamos y covers, temas que tenés incorporados al repertorio de tu vida.
-¿Cuáles covers?
-Un montón. Por ejemplo, desde George Harrison a la Máquina de Hacer Pájaros. Desde The Cure a Bob Marley. También Los Rodríguez. Vamos variando mucho. Eso es lo bueno de tener una banda de gente curiosa que le interesa su trabajo. Todos proponen temas y arreglos y hacia allá vamos. Son charlas que terminan en los covers.
-Con respecto a los temas propios, ¿siguen haciendo versiones de versiones?
-Sí, hacemos versiones interminables. Básicamente a uno le aburre tocar siempre lo mismo. Y por otra parte a la gente le gusta escuchar algunos temas viejos. Además creo que le gusta escuchar las versiones originales de esos temas. Nosotros hemos tenido una renovación de público muy grande y nos van a ver chicos de 16, 18 años que no tenían mucha vida cuando estaba Punto G. Les interesa escuchar algo de Punto G y es medio hijoputa no dárselas. Si alguien quiere escuchar esos temas podemos tocarlos, en lo que no somos complacientes es en hacerlos como cuando yo tenía 19 años porque ya no tengo 19 años. Salvando las grandes distancias, si vas a ver a los Rolling Stones y no tocan "Start me up" los querés matar.
-¿Cómo es "Un millón de dólares", el disco nuevo?
-Tiene una característica muy mía que es siempre llegar tarde. Es decir, el disco es como yo: llega tarde, pero sin culpa. Hace dos años que se llama "Un millón de dólares" y como ahora no hay guita parece una hijaputez. Pero el tema habla de todo lo contrario, habla de un millón de dólares falsos para ser feliz. Es un disco que lo hicimos en tres meses de ensayos y lo grabamos en vivo en una semana. Después se mezcló en una semana más. Entonces tiene una gran frescura.
-¿En qué se diferencia del anterior?
-El otro es más desesperado, este es más reposado. Se nota que tiene una continuidad en las historias. Es como un festival de cortometrajes. Son 12 cortos, 12 pequeñas historias con su musiquita particular. Y la música y la letra van absolutamente de la mano acompañándose. El otro disco era mucha movida, uno que entra, el otro que sale, vino, cerveza, chicas, cigarros. Este disco se nota que está hecho por una banda, que la música y las letras van juntas y que te imaginás lo que pasa.
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