Desde diciembre, diariamente, la delegación local de Migraciones recibe consultas de ciudadanos bolivianos y peruanos con una misma preocupación: volver a sus países de origen. Es que, con el fin de la paridad entre el peso y el dólar, ya no les resulta tan rentable permanecer en la ciudad.
El presidente de la Asociación de Residentes Peruanos puso un ejemplo. "Quienes llegaron en los 90 y se instalaron como servicio doméstico podían hacer por mes un excedente de 100 dólares. En Perú, esto representa el 80 por ciento del sueldo de un profesor, así que era una diferencia interesante. Ahora todo cambió", dijo Roberto Arévalo Moscoso.
Así, en los últimos dos meses los empleados de Migraciones vieron crecer los trámites de habilitaciones de salida para extranjeros ilegales. Es decir, la multa de cincuenta pesos que el Estado argentino impone a las personas que han permanecido indocumentadas en el país.
Durante todo diciembre se realizaron 87 habilitaciones de salida y, en lo que va de enero, ya se contabilizaron 62: cifras que superan por mucho a las habituales.
El 90 por ciento de las personas que hacen el trámite son ciudadanos de países limítrofes o muy cercanos, especialmente de Perú.
Es que la colectividad peruana rosarina está formada por dos sectores. Están quienes llegaron al país a partir de la década del setenta y pudieron desarrollar una profesión o insertarse en trabajos calificados. Y, por otro lado, se encuentran las personas que pisaron Ezeiza en los 90, alentados por la posibilidad de insertarse como servicio doméstico o en la construcción y hacer un ahorro que giraban a Perú, donde permanecía el resto de la familia.
Adiós al ahorro
"Este último sector es el que está pensando en volverse. Es matemático, si antes la diferencia que hacían era de 100 dólares, ahora son sólo cincuenta", aseguró Arévalo Moscoso.
Y la misma realidad viven las casi 500 familias bolivianas que trabajan en la zona de quintas del sur de la provincia, que vieron disminuir notablemente el valor de sus jornales.
"Para muestra basta un botón. Una señora con cinco hijos que trabaja de mediera en una quinta gana por semana 20 pesos. Y se los pagan en bonos canasta de cinco pesos. Hace unos meses ganaba 20 dólares, ahora son papeles con los cuales no se puede comprar nada", ilustró la cónsul de Bolivia, Margarita Arauz.
La situación no deja alternativas. Y muchos comienzan en desandar el camino que iniciaron tiempo atrás, para llegar al que parecía un país mejor.