Año CXXXV
 Nº 49.359
Rosario,
lunes  14 de
enero de 2002
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El sexo en Argentina también ingresó en el efecto corralito
La crisis y el malestar social hace que la gente quede presa entre la bronca y la depresión

La difícil relación entre sexo y estrés nunca antes se vio tan patentizada, y muchos que nunca participaban de manifestaciones ni le interesaban los discursos políticos, no pudieron dejar de pensar en ellos y descubrieron que las relaciones de pareja son vulnerables al riesgo país.
Una encuesta de la consultora D`alessio indicó que la situación económica afecta a las relaciones de pareja del 85 por ciento de las personas. De ellos, el 43 por ciento opinó que la mala situación afecta totalmente las relaciones de pareja, mientras que un 41 consideró que "además hay otros factores que los perjudican".
En el relevamiento, 93 por ciento de los entrevistados aseguró que el ritmo laboral afecta la frecuencia de las relaciones sexuales. Es decir que la gran mayoría de los argentinos, sometidos a las vicisitudes de tener o no tener empleo, no pudo evitar que la realidad económica se le meta en la cama.

Hay que estar relajado
Según los sexólogos, es necesario estar relajado para gozar de una relación sexual. Entonces, la respuesta a la situación planteada es clara: cada vez es más difícil evitar que los problemas se mezclen con las sábanas y las parejas puedan disfrutar sin dificultades.
La crisis y el malestar social hace que la gente quede presa de sentimientos de incertidumbre, bronca, angustia, depresión, que producen en general una retracción de la actividad sexual y resiente la intimidad de las parejas.
"En las parejas estables la sexualidad se aplaca, hay una atmósfera general de angustia, temor y depresión que produce un empobrecimiento de la sexualidad; el clima de miedo desvitaliza la sexualidad", destacó la psicoanalista Irene Meler, coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.
Si bien reconoció que el modo en que se ve afectada cada persona varía según su singularidad, "hay ciertas tendencias generales que marcarían un desinterés de las parejas por la sexualidad". Sin embargo reconoció que "en algunas personas, generalmente jóvenes, que no están en relaciones estables, a veces la situación de crisis incentiva la sexualidad porque lo hacen como consuelo ante la desesperanza, buscando aventuras eróticas, relaciones oportunistas, y éste es un uso de la sexualidad como droga, como equivalente de algún antidepresivo".
La situación general genera comportamientos marcadamente opuestos, desde la indiferencia a la compulsividad sexual, pero todos los especialistas concuerdan en que la tendencia está marcada por la retracción. "En la medida en que estamos atravesando una crisis generalizada muy seria, tanto la sexualidad específica, es decir las relaciones sexuales, como la sexualidad ampliada, que tiene que ver con la posibilidad de armar proyectos como pareja vinculados al placer, ambas están perturbadas", coincidió Cielo Rolfo, especialista en Psicoanálisis de Pareja, integrante de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo. Este fenómeno se debe, según Rolfo, a que "la realidad nos lleva a estar más preocupados por sobrevivir que por vivir, esto quiere decir que una parte importante de nuestra vida, de nuestro interés y nuestra psiquis está más al servicio de defendernos frente a la inseguridad, las tensiones y las exigencias, que de poder aumentar el placer en general; esto inevitablemente afecta la vida amorosa, la vida sexual".
"Lo que los especialistas observamos -añadió- es que también en este campo de la sexualidad hay lugares comunes como decir «de hacer el amor ni hablemos». El tema es que hay poca capacidad para desear y fantasear, pareciera que la sexualidad y el erotismo están poco investidos, poco recubiertos de interés psíquico, de lo que llamamos «libido», porque la libido está concentrada en conseguir trabajo, en sostenerlo, en sobrevivir".
Es una situación en la que se observa, según la experta, que las parejas se quejan de poca sexualidad, de relaciones muy discontinuas, y a veces de que son relaciones breves, que hay poco juego erótico. "Es que la falta de trabajo, la falta de dinero, las preocupaciones, la angustia y la depresión llevan a una deserotización mutua en la pareja", describió Rolfo.
Por su parte, Jorge Helman, docente de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en la cátedra Clínica de Adultos, coincidió en que "la sexualidad humana tiene un tema de excitación que si es absorbida por el elemento social, produce un distanciamiento de las relaciones sexuales; esto también ocurre cuando hay situaciones de estrés, es como que no hay demasiada disponibilidad para el erotismo".



Hoy en día el dólar está cotizando más que el sexo.
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