Año CXXXV
 Nº 49.330
Rosario,
viernes  14 de
diciembre de 2001
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Otro paro. La medida se sintió tanto en el centro como en los barrios
Rosario mostró un paisaje desolado
Las persianas bajas fueron la constante, salvo en algunos comercios y en los grandes hipermercados

Desolador. Ese fue el panorama que se vivió ayer en Rosario a raíz del paro. El acatamiento fue prácticamente total, salvo algunos pequeños comercios y las grandes cadenas de supermercados que abrieron sus puertas custodiados por una celosa guardia policial. El común denominador fueron las persianas bajas, tanto en el centro como en los barrios.
En la zona norte, salvo algunas granjitas y unos pocos quioscos, la mayoría de los comercios permanecieron cerrados. El bulevar Rondeau se mostró desierto y fue nula la actividad comercial en la avenida Alberdi.
La avenida de Circunvalación, en tanto, se pobló de policías que apostaron sus móviles debajo de cada uno de los puentes que cruzan sobre la arteria. Las guardias se reforzaron aún más en los ingresos a los grandes supermercados.

Postal repetida
En la zona sur la postal no fue diferente. Las persianas bajas y las caras largas predominaron en los distintos barrios. La avenida Godoy estuvo desolada, al igual que Francia y Provincias Unidas.
Quienes sí optaron por trabajar fueron las heladerías, a las que el agobiante calor aseguró un interesante número de clientes. Hacia el atardecer, algunos comercios céntricos comenzaron a abrir sus puertas.
A pesar de que algunos bancos abrieron sus puertas, la city rosarina no registró ayer mucho movimiento. Las sucursales del Banco Hipotecario, Velox, Nación, Suquía, Río, Boston, Credicoop y Municipal permanecieron cerradas. En cambio, el Bisel, Santa Fe, HSBC, Galicia y el Citi atendieron al público, aunque no tuvieron mucha concurrencia.
Rigurosamente vigilados por grupos de uniformados apostados en las esquinas, cada una de las entidades que permanecieron funcionando extremaron sus medidas de seguridad. Al Banco de Santa Fe sólo se podía acceder por calle Santa Fe, mientras que sus ingresos por San Martín y Córdoba estaban cerrados. El Bisel mantuvo las persianas bajas de su local de Mitre y Santa Fe, mientras en Entre Ríos y Rioja y San Lorenzo y Mitre, un custodia se encargaba de abrir las puertas cada vez que se acercaba un cliente.
De todas formas, la cantidad de empleados y de personal de seguridad que trabajaba en cada una de las entidades superaba ampliamente la de personas que aprovecharon la jornada para hacer sus trámites.
El local de Litoral Gas permaneció activo entre las 7 y las 14. En cambio, las aseguradoras y los rapipagos estuvieron cerrados.
La Terminal de Omnibus Mariano Moreno también quedó prácticamente desierta. A la falta de llegadas y partidas de micros se sumó que la mayoría de los locales que operan en la estación de colectivos bajaron sus persianas. Las paradas de taxis que rodean la terminal mostraron su adhesión a la medida: los cientos de coches que usualmente se estacionan allí fueron reemplazados por sólo algunas unidades.
En el Aeropuerto Internacional Rosario se mantuvieron sólo los seis vuelos que Lapa realiza entre Rosario y Buenos Aires. SW canceló los tres viajes del día con destino a aeroparque. Con poco público funcionaron el bar y el quiosco, aunque este último no ofreció los diarios del día. El free shop abrió sus puertas al mediodía, cuando se recibió el avión de Varig desde Brasil. En cambio, no se notó una disminución masiva de los remises que operan en la aeroestación.
Más allá de eso, el paro se dejó sentir en la ciudad y las persianas permanecieron bajas.



Algunos bancos abrieron, pero hubo pocos clientes.
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