Es una historia conocida. Sobre todo en los deportes individuales. No es extraño que el más esforzado de los rivales alcance el objetivo por encima del talentoso, del que todo lo hace fácil. Así sucedió en la apertura del Torneo Argentino Rosario 2001. Agustín Calleri derrotó con absoluta claridad a Gastón Gaudio por 7/6 (7/1) y 6/2 en una hora y 18 minutos. Lo cierto es que hay dos ítems que se deben destacar, que podrían servir además, para resumir la reseña del partido. Por un lado estuvo la seriedad del cordobés para exponer sus armas con el máximo esfuerzo; por el otro la desidia de Gaudio que transformó su talento en intrascendencia, fastidio y muy pocas ganas para jugar. Quizás se deba apelar al atenuante de que Gastón está en una etapa de preparación de la próxima temporada, pero esa excusa -fundada por cierto- les cabe a todos; también a Calleri que fue la antítesis en juego y actitud. El 7/6 del primer parcial (53 minutos) no tuvo ninguna relación con el desarrollo del juego. Recién en el tie break (7/1) quedaron expuestas las diferencias. La muerte súbita tuvo una rara particularidad: todos los puntos fueron ganados sin que la pelota pase al menos dos veces de uno y otro lado de la red. Fueron cuatro saques ganadores, tres doble faltas (todas de Gaudio) y un ace. El peor momento de la tarde lo ofreció el Gato Gaudio que entregó sin ruborizarse el set con una grosera doble falta (su tercera consecutiva en el tie break) que no hizo más que mostrar su poca predisposición para afrontar un torneo que al fin y al cabo le venía fenómeno para testear sus chances en el inicio inminente de una nueva temporada. Calleri, como es su costumbre, no desperdició nada, ni siquiera se dejó llevar por la abulia de su adversario que a medida que pasaban los games profundizaba sus deseos de irse lo más rápido posible de la cancha. Como si eso no fuera suficiente, un desconocido Gaudio, se ganó la reprobación cada vez que intentó probar la calidad de su raqueta haciéndola rebotar (no menos de cinco veces en el partido) contra la flamante carpeta asfáltica del Jockey. En el segundo set no hubo equivalencias. El cordobés liquidó el pleito en 25 minutos.
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