Alrededor de mil simpatizantes de San Lorenzo se quedaron masticando bronca anoche cuando comprobaron que no podían ingresar al estadio Maracaná, donde su equipo jugaba la primera final de la Mercosur. El enojo de los hinchas azulgranas se manifestó temprano, cuando descubrieron que las agencias turísticas que habían promovido sus viajes no podían asegurarle la entrada. La razón fue que los aficionados locales -que pagaron ocho reales (3,33 dólares) por cada popular- agotaron la capacidad del estadio y compraron la mayoría de las 77.500 entradas. Y las pocas disponibles quedaron en poder de revendedores a 21 dólares. En tanto, los valores para las tribunas especiales se dispararon a 33 y 41 dólares.
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