San Lorenzo enfrío anoche el pasional estadio Maracaná y avanzó hacia su sueño de conquistar su primer título internacional, al igualar ante Flamengo sin goles el partido de ida correspondiente a la final de la Copa Mercosur. El equipo azulgrana comenzó a despedir del modo esperado al entrenador chileno Manuel Pellegrini, ya que fue sólido, sobrio, solidario e inteligente, por lo que resultó lógico que se diera el gusto de pasar por Río de Janeiro sin comprometer su futuro. Es más, San Lorenzo dejó la sensación de tener su futuro inmediato en lo futbolístico a punto, ya que el miércoles próximo se desarrollará el cotejo decisivo en el Nuevo Gasómetro. El campeón del Clausura mostró a Sebastián Saja de nuevo imbatible, la defensa ofreció firmeza en todo momento, los mediocampistas supieron controlar la situación y sólo faltó conectar mejor el contraataque. Además, Flamengo sufrió en su propia casa dos bajas clave que probablemente también lo complicarán en el desquite, porque el armador Petkovic se retiró por una lesión muscular (a los 32') y el delantero Edilson fue sancionado con tarjeta roja directa por aplicarle un codazo a Pablo Michelini (a poco de iniciado el segundo período). En la primera etapa a San Lorenzo se lo vio preparado para evitar los desbordes de los cariocas y quitarles ritmo. Y a Flamengo maniatado, privado de los espacios que necesitaba, incapaz de asumir el papel de anfitrión y de exhibir la calidad histórica del fútbol brasileño. San Lorenzo sí falló en la definición, porque Leandro Romagnoli se equivocó en la elaboración y Bernardo Romeo en el epílogo de los contraataques. Cuando Flamengo tuvo algún chispazo fue Saja quien se ocupó de apagarlo en forma inmediata, como cuando a los 27 minutos Beto lanzó un bombazo que el arquero sacó al córner arrojándose hacia su izquierda. A pesar de que quedaron prácticamente desde el principio del segundo capítulo con un jugador menos por la expulsión de Edilson, los brasileños consiguieron una mayor profundidad, pero Saja en todas las ocasiones ofreció concentración, velocidad y reflejos para dejar su arco en cero. El conjunto argentino también dispuso de oportunidades como para imponerse mediante alguna réplica, pero de nuevo se notó un déficit en la asistencia de Romagnoli y Guillermo Franco y en la culminación por parte de Romeo. Pero el 0 a 0 no se movió y San Lorenzo puede soñar en firme.
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