Fueron más de cuatro mil las personas que transitaron por los pasillos de los doce centros de detección: algunos fueron con sus parejas para poder buscar su primer hijo "tranquilos" y otros llegaron a plantear sus dudas, pero todos pasaron por una entrevista previa antes de concretar el test. "La gente no tenía miedo, pero estaba muy ansiosa", contó Alejandra Acosta, psicóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Sida (SAS), quien aseguró que "había como una cuestión de responsabilidad y hasta llegaron parejas de adolescentes que todavía no tenían relaciones sexuales para poder hacerlo sin miedo". El mismo vicepresidente de la SAS, Sergio Lupo, aseguró que "muchos me dijeron que se lo hacían por primera vez con esta campaña porque no soportarían estar quince días esperando los resultados de los análisis tradicionales". La preocupación de las mujeres porque no lograban que sus parejas utilizaran el preservativo fue uno de los casos más frecuentes que se dieron, así como también por el correcto uso del profiláctico en los más jóvenes. Y muchos hombres adultos llegaron con la excusa bajo el brazo: "Yo no soy de la era del preservativo", decían. "La negativa de los hombres grandes a usar profiláctico hubo que trabajarlo mucho", recordó la doctora Liliana Trapé, también integrante de la SAS, quien aseguró que "en esos casos las mujeres tienen un rol fundamental en la prevención". Trapé contó además que "la mayoría de los adolescentes dijeron que se cuidaban en las relaciones sexuales, pero muchos no sabían usar adecuadamente el preservativo porque no es lo mismo utilizarlo para evitar una concepción que para evitar el contagio de una enfermedad infectocontagiosa". Una de las novedades que más preocupó a la psicóloga es el hecho de que muchos se cuiden menos porque ahora la enfermedad tiene tratamiento. "Ya no es tan terrible", es el argumento. "Eso es algo que está pasando entre la gente joven en muchos países del mundo. Porque al principio le temían porque la gente se moría, pero como ahora ven que hay tratamientos y se trata de una enfermedad crónica se cuidan menos. Eso es muy nocivo si se instala socialmente", aseguró Acosta.
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