"La del sida es una epidemia que no cesa". Así, el vicepresidente de la Sociedad Argentina de Sida (SAS), Sergio Lupo, se refirió a los resultados de la Campaña de Prevención y Detección del HIV "Siete Días por la Vida" a los que calificó de "preocupantes". De las 4.347 personas que se realizaron el test, 34 son seropositivas. Esta cifra representa el 0,79 por ciento del total, mientras que en la última campaña de detección realizada en 1999 la proporción era del 0,50. Lo notable es que del total de seropositivos, el 80 por ciento presume que se contagió a través de relaciones heterosexuales no seguras. Y eso también se refleja en el hecho de que desde el principio de la epidemia a esta parte aumentó notablemente el número de mujeres que conviven con el virus, ya que la relación pasó de una mujer cada 20 hombres a una mujer cada 1,6 hombre. Pese a eso, el 61,76 por ciento de la población infectada que registró Siete Días por la Vida es de sexo masculino.
La campaña, organizada por la SAS y otras organizaciones no gubernamentales (ONG) de la ciudad, se llevó adelante del 25 de noviembre al 1º de diciembre en doce centros de detección. Lo novedoso fue el método: una gota de sangre que se obtiene sólo con pinchazo en el dedo se hace correr sobre una tira reactiva y el resultado tarda apenas unos 20 minutos.
Aunque Lupo aclaró que es "difícil" hablar científicamente de un crecimiento de la epidemia, no dudó en señalar que "la no disminución ya es un dato preocupante y eso se ve en la cantidad de pacientes que se atienden".
"Antes había un sida para ricos y otro para pobres, mientras que ahora tenemos un sida para los que están dentro del sistema de salud y otro para los que están al margen", explicó el médico, quien aseguró: "En cantidad de internados estamos igual que en los peores momentos de la epidemia porque al Hospital Centenario llegan dos enfermos por día y en muy mal estado".
Conciencia femenina
El hecho de que el 57 por ciento de los testeados sean mujeres no es un dato menor. Para el vicepresidente de la SAS esto no sólo se da porque "las mujeres son menos miedosas", sino también porque "la conducta de prevención de la mujer supera a la del hombre, es más consciente".
Y aunque las valientes parecen ser las mujeres, la mayoría de de los resultados positivos corresponden a hombres. Eso tiene una explicación. "Cuando la epidemia comenzó, la relación era de una mujer cada 20 hombres porque la mayoría de los contagios era por relaciones homosexuales o por adicción a drogas endovenosas. Pero a medida que el contagio se desplaza también hacia las relaciones heterosexuales la diferencia se achica", explicó Lupo.
El 56 por ciento de los que se acercaron hasta los centros de detección era la primera vez que realizaban la prueba y para Lupo eso indicó que "la gente está tomando conciencia de la importancia de hacerse el test". La mayoría tenía entre 20 y 29 años (48,9%) y entre 30 y 39 (17,7%), que también fueron las franjas con más resultados positivos.
Si se compara la población que se testeó y la que resultó positiva, uno de los puntos de contacto es que ambas señalan a las relaciones heterosexuales no seguras como situación de riesgo. "La frase que dice que la mejor vacuna es usar el preservativo sigue vigente", aseguró el médico, quien apuntó que "hay que encontrar la causa por la cual no se ponen en práctica las normas de prevención".
Mientras que la mayoría de los que se realizaron el análisis tienen instrucción universitaria o terciaria, dentro del 0,79 por ciento de las personas que resultaron seropositivas el nivel de escolarización sólo llega al primario o secundario. Y, como si fuera poco, el 29,4 por ciento está desocupado. Lo cierto es que muy pocos conocían su condición de infectados, ya que el 73,4 por ciento se enteró con el test realizado durante la campaña.
El vicepresidente de la SAS señaló además que "es cierto es que hay zonas marginales a las que este tipo de campaña no llega", pero aclaró que "allí lo que se necesitan son campañas focalizadas".
Futuro incierto
Aunque legalmente las obras sociales deben cubrir el 100 por ciento del tratamiento por el virus del sida, Lupo se mostró preocupado por el futuro. "Con las últimas crisis, el Pami ya dejó de suministrar los medicamentos a algunos de sus beneficiarios y hay otras obras sociales nacionales que tienen retrasos", contó.
Como si eso fuera poco, señaló que "el Estado también tiene demoras en la entrega de los nuevos medicamentos, pero lo peor es pensar en el futuro. El propio Programa Nacional de Sida está acéfalo y su directora renunció porque le iban a recortar 25 millones de pesos de su presupuesto. Hay mucha incertidumbre".