Jerusalén. - Helicópteros artillados israelíes atacaron el ayer un complejo militar palestino en el sur de la Franja de Gaza, en represalia por el lanzamiento de morteros contra asentamientos judíos y la ola de atentados suicidas hace una semana. Los ataques en Rafah hirieron a diez personas, y horas después tanques del ejército hebreo penetraron 500 metros en esa zona de autonomía palestina. Al mismo tiempo, un niño palestino de 12 años fue herido de gravedad por balas de soldados israelíes, que respondieron con disparos de fusil a un grupo que les arrojaba piedras en el norte de Cisjordania.
El ataque con misiles perpetrado en horas de la madrugada devastó las oficinas en Rafah de los servicios de inteligencia palestinos y de Fuerza 17, la unidad de guardias de Arafat, horas después de una ronda de conversaciones auspiciadas por Estados Unidos y que ambas partes describieron como "difíciles", un eufemismo para indicar que el encuentro casi termina a los puños.
Al borde de los puñetazos
En un indicio de la dificultad en alcanzar un acuerdo sobre cómo contener la violencia, un funcionario palestino de seguridad de alto rango dijo que las conversaciones del viernes, auspiciadas por el enviado estadounidense Anthony Zinni, casi terminaron a puñetazos. "Fueron conversaciones muy difíciles, y los israelíes estaban tratando de dictar y darnos órdenes. Casi hubo una pelea a puñetazos y nos estábamos gritando unos a otros", describió el funcionario.
Un funcionario israelí, quien también describió las negociaciones como "difíciles", agregó que los jefes israelíes de seguridad rechazaron un pedido palestino para que aliviaran la presión sobre los territorios ocupados hasta que Arafat reprima a los militantes. Los palestinos dijeron que todavía esperaban recibir respuestas de los negosiadores israelíes a demandas específicas en una reunión programada para hoy.
Según el funcionario palestino, entre las demandas se encontraban detener los ataques judíos contra activistas (asesinatos selectivos), levantar el bloqueo y la desocupación de las áreas palestinas y suspender los bombardeos de instalaciones palestinas para que la Autoridad Palestina pueda continuar la campaña de arrestos.
En tanto, Israel se reservará el derecho de autorizar, o no, a viajar al extranjero a Arafat, aseguró un responsable israelí que pidió el anonimato. "Todo pedido de desplazamiento de Arafat será examinado y nos reservamos el derecho de rechazarlo o de aceptarlo en función de la situación en el terreno", añadió la fuente. El líder palestino fue invitado a la próxima reunión de la Conferencia Islámica en Doha, Qatar, que tratará precisamente la crisis palestina. El encuentro se inicia esta semana y los israelíes deberían, normalmente, dar autorización a Arafat y sus asistentes para salir de los Territorios, pero esto quedó en duda con las declaraciones del funcionario de Jerusalén.(Reuters)