Pablo F. Mihal
Rosario tuvo tiempo para todo, para gozar y para sufrir. No obstante, cumplió con el objetivo: entró en las semifinales de la Copa de Oro en la 19ª edición del Seven de la República, certamen que organiza la Unión Argentina de Rugby en la coqueta sección El Plumazo, del club Estudiantes de Paraná. El balance de la primera jornada fue para el conjunto dirigido César Blanco y Pedro Baraldi altamente positivo. Más allá de que, como se suponía, los dos rivales de la zona no complicarían a Rosario, el equipo dejó bien sentado desde el primer encuentro sus pretensiones de ser uno de los protagonistas excluyentes de este certamen, tal como lo viene haciendo en los últimos años. Brasil fue el primero que sufrió al equipo rosarino, a tal punto que no pasó la mitad de cancha en todo el encuentro. El marcador ya le fue favorable al cierre del primer chico (se imponía por 15 puntos) y en el segundo completaron la faena hasta llegar al 41 a 0 con el que terminó el debut. Magín Moliné en dos ocasiones, Sebastián Bosch, Ignacio Salamanca, Alfonso Amuchástegui y Tomás Pucciarello, una vez cada uno fueron los autores de los try del conjunto rosarino. El segundo turno fue de la Rioja, rival al que el equipo del Ñandú apabulló por 55 a 0. En ese encuentro, Rosario ahogó a su rival y la capacidad individual marcó la gran diferencia entre unos y otros. Dos try de Maximiliano Nannini, dos de Agustín Bianchi, otros dos de Moliné y uno por cabeza de Pucciarello, Bosch y Amuchástegui redondearon la goleada. Hasta ahí fue todo color de rosas para Rosario, que comenzó a jugar el verdadero torneo cuando enfrentó a Noreste, un equipo especialista en esta modalidad de juego. Los jugadores ofrecieron al choque el nivel de una final. De hecho, el ganador pasaría a las semifinales de la Copa de Oro, por lo que los 14 hombres se brindaron por entero. El único que no estuvo a tono fue el árbitro, quien en reiteradas ocasiones demostró una total falta de conocimiento con respecto al seven. El partido se jugó con mucha presión por ambos lados y cada error se pagó caro. Rosario terminó el primer tiempo por un marcador favorable de 7 a 5, gracias a un try de Nannini convertido por Pucciarello. Pero todo era muy parejo. El complemento fue un ida y vuelta constante, y respondieron try con try. El 12 a 12 final no hizo otra cosa que reflejar la paridad. Entonces llegó el tiempo de los suplementarios, ese período donde cualquier error trasladado al marcador sería lapidario, ya que el sistema de muerte súbita no los permite. A juzgar por lo que habían hecho, cualquiera podía quedarse con la cabeza del otro. En ese sentido, Rosario estuvo dos veces en el cadalso, con dos penales para Noreste desde posiciones factibles que no llegaron a destino. En cambio, cuando tuvo su chance lo ejecutó en una buena maniobra de Pedro Baraldi, quien culminó en el try de Pucciarello, contra la banderita izquierda del ataque. Recién ahí llegó el festejo, medido y justificado. No era para menos. osario estaba en semifinales.
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