José M. Petunchi
La lógica suele tener razones contundentes para imponerse. Y aunque en el fútbol lo imprevisible se maneja con total impunidad, ayer no hubo espacio para las sorpresas. Newell's respaldó en la red todo lo bueno que construyó, especialmente en el primer tiempo donde evidenció una notable superioridad y tuvo la contundencia y determinación que le faltó en otros partidos. De ese modo consiguió una goleada inobjetable, que además de extender la racha de partidos sin derrotas (ver Cinco...) le permite seguir acentuando la mejoría que viene mostrando en los últimos encuentros, en los que parece que el equipo está encontrando un patrón de juego y la madurez necesarias para consolidarse. Fue un partido sin equivalencias. Porque Newell's fue inteligente en el manejo de la pelota y eficaz en el arco de enfrente. Cada vez que se lo proponía llegaba con peligro hasta Ríos. ¿Y Huracán? Fue una obra maestra del terror: otorgaba todas las ventajas imaginables -y más- en defensa y era inoperante en ataque. El equipo de Brindisi sólo era ofensivo para sus hinchas. Entre los dos armaron un partido desparejo. Porque fue demasiado Newell's para un Huracán tan pobre y limitado. Se suponía que el Globito era un rival a la medida para seguir acentuando esa levantada y a Newell's le llevó sólo 6 minutos hacer realidad esa impresión. Porque en su primer llegada a fondo Lobos le cometió penal a Pavlovich y el propio Nico abrió el marcador. Esos primeros 6 minutos fueron los únicos en que hubo cierta paridad. Después el partido fue a pedir de los leprosos, porque con sus limitaciones a cuestas Huracán se adelantó en el terreno para avanzar sin inquietar y empezó a dejar numerosos huecos en defensa y en el medio, que fueron bien capitalizados por la inteligencia de Saldaña, las apariciones de Martínez, las subidas de Grech y Damiani, la velocidad desequilibrante de Rosales y la presencia goleadora de Pavlovich. Por eso no extrañó que en sólo 6 minutos Nico y Rosales estiraran las cifras. Con otra aparición, Pavlovich se encargó de sepultar las esperanzas del Globo, tras la media vuelta fuera de contexto que metió Hernán Buján para el descuento parcial. Ahí se terminó el partido. El complemento estuvo prácticamente de más. Porque Huracán se debatió entre su angustia e impotencia y Newell's se relajó por la comodidad del resultado, aunque tuvo chances para consumar una goleada histórica. El Globo, con algunos centros, puso en apuros a Luque, quien no estuvo tan seguro como ante Talleres. Por esa vía marcó el segundo cuando Villa aprovechó una distracción defensiva y una mala salida del arquero. El pibe Marino le bajó la persiana al partido cuando fusiló al arquero y Sánchez decidió ponerle fin a un partido sin equivalencia, en el que Newell's fue demasiado para un rival tan mediocre como Huracán.
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