El pianista rosarino Eduardo Delgado y Martha Argerich se conocieron en México en 1967. Argerich recordaba, sin embargo, una reunión en Nueva York, en 1968, como el primer encuentro. La reunión fue el inicio de una serie de encuentros, que en los últimos años se hicieron más cercanos. Arriba y abajo del escenario. Para la presentación del Festival Argerich en Rosario tocarán juntos cuatro obras del santafesino Carlos Guastavino y "Mi madre la Oca", de Maurice Ravel. Delgado comenzó a estudiar piano en Rosario con su madre, siguió con Arminda Canteros y continuó en Venecia con Sergio Lorenzi. De regreso en la Argentina siguió con Vincenzo Scaramuza, el mismo maestro por que el pasaron Argerich y Bruno Gelberg. Gracias a un concurso llegó a Nueva York y su carrera tomó vuelo internacional. A la pasión por la interpretación, Delgado sumó la de enseñar, y es miembro de la Facultad de Música de Fullerton, California. En su vasta actividad, que cada año lo trae de regreso a Rosario, grabó además un disco con José Cura y creó una fundación que beca a los pianistas jóvenes. Con recuerdos y gustos en común, Delgado y Argerich conversaron en un momento de la entrevista sobre algo que atañe a los grandes intérpretes. La pregunta en cuestión fue "¿qué es el talento?" Martha Argerich: Es una facilidad para cualquier cosa. Creo que es algo bastante múltiple. La gente que tiene talento lo tiene para muchas cosas. El talento es sacar provecho de lo mínimo y convertirlo en algo coherente. Es una mezcla de intuición y de saber cómo combinar las cosas. No creo que se nazca con el talento; creo que uno tiene su propia cocinita interior y sabe cómo se las arregla con uno mismo. Son cosas muy íntimas y que si te dan resultado, te atrevés a seguir así. Eduardo Delgado: Para mí, Marthita, es algo natural, que viene con el ser humano. Hay mucha gente que trabajó y estudió con enorme disciplina y no consiguió lo que alguien con talento logró con mucho menos esfuerzo. El talento es tener un ángel detrás, que te hace expresar y dar algo interior. Argerich: Pero para eso necesitás el estímulo. Delgado: Pero hay mucha gente que lo da sin tener el estímulo, porque sale de la necesidad de expresión interior. Argerich: ¿Cómo haces para querer expresar, completamente formado, a los siete años? Delgado: A esa edad no se puede dar. Argerich: Pero a esa edad existe el talento. Delgado: Sale, sí, pero en forma natural e intuitiva. Hay gente que a esa edad ya muestra su talento. Se tiene desde nacimiento. Argerich: ¿Vos crees en la cuestión genética? Yo creo en el estímulo, en lo que tenés al lado, en lo que ves y en lo que estás dispuesto a ver. Delgado: Sin embargo, hay gente que tiene talento y no estuvo rodeada de las mejores condiciones precisamente. Argerich: En algún momento algo les pasó, tuvieron algún estímulo de algún lado.
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