Año CXXXIV
 Nº 49.291
Rosario,
lunes  05 de
noviembre de 2001
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Boxeo: Rocky Giménez, del infierno al cielo
Ganó por KOT en el 3º tras caer dos veces en el 1º

Luego de visitar dos veces la lona y estar al borde del abismo en el primer round, el cordobés Diego Rocky Giménez (61,100 kilos) derrotó por nocaut técnico en el tercero al colombiano Jaime Rangel (idéntico peso) y retuvo el invicto y el título OMB Latino ligero en el combate de fondo de la velada que tuvo lugar en el estadio de la FAB, en Castro Barros 75.
Giménez sufrió dos caídas en la vuelta inicial, mientras que Rangel cayó en tres oportunidades en el tercero, lo que decretó el automático nocaut técnico. El árbitro internacional Luis Guzmán fue el tercer hombre sobre el ring.
Excepcional, monumental y sensacional. Con estos términos debería definirse un combate cambiante, de altísimo voltaje emotivo, de mucha adrenalina y que, por las incidencias y la explosividad marca un hito indeleble e imborrable para las páginas en la historia del boxeo argentino. Sin dudas, lejos, la pelea del año y quizá entre las tres mejores de la última década que se hayan disputado en el ámbito nacional.
En siete minutos y 11 segundos, El Matador de Bell Ville sacó licencia de guapo y ganó el reconocimiento como el proyecto más sólido del firmamento nacional. El aplauso de pie que le brindaron las 300 almas que se dieron cita en el reducto de Almagro, así lo estableció.
La adversidad en los primeros tres minutos iniciales hicieron que Rocky Giménez apelara a su orgullo, a su gallardía y ese elemento intangible llamado fuego sagrado.
¿Aguantará la mano de un pegador? ¿Podrá sobrellevar la propuesta o estrategia ante un rival de guardia invertida (zurdo)? Eran algunos de los tantos interrogantes que se planteaban en torno al cordobés en las semanas previas al combate. Dudas que el campeón Latino disipó, aunque también reavivó la luz roja en la faz defensiva.
Giménez cometió el error de prenderse a intercambiar golpes sin dar el paso atrás y dándole la distancia apropiada al colombiano. Así fue que cayó dos veces en el primer capítulo, y en vez de tratar de amarrar para recuperarse y que pasara el tiempo, siguió regalándose. La campana, su tremenda entereza y la capacidad de absorción hicieron que terminara de pie la vuelta.
En el segundo, su gran fortaleza física, su vehemencia y su ilimitado coraje comenzaron a dar un giro inesperado y heroico al trámite. Y en el tercero, una derecha voleada y después una ráfaga de derechas e izquierdas a la zona alta y al cuerpo provocaron las tres inapelables caídas del visitante.
Giménez resolvió de manera espectacular el compromiso más duro de toda su campaña rentada y su nombre ya figura en los listados mundiales, pero tendrá que rever y analizar junto a su cuerpo técnico muchos de los errores cometidos frente a Rangel. Atención, que fallas de esas características suelen pagarse muy caro la alta competencia mundial. (DyN)


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