Marcelo Castaños
"Quinquela Martín no pintó La Boca, sino su sueño de La Boca, un sueño de progreso. Después el barrio hizo lo posible por parecerse a sus cuadros". De esta manera, Ignacio Gutiérrez Zaldívar reflexiona sobre la obra del pintor cuyos trabajos se expondrán a partir de hoy, y hasta el 16 de diciembre, en el Centro Cultural Parque de España. Un centenar de obras: 45 pinturas, 36 aguafuertes, tres dibujos y retratos de su persona realizados por distintos maestros de la plástica. Tal es el material de la muestra de Benito Quinquela Martín que hoy tendrá su inauguración formal y mañana se abrirá al público de 15 a 21, con entrada gratuita. La exposición, patrocinada por la Fundación La Capital, está conformada por obras aportadas por los museos de La Boca; el Genaro Pérez, de Córdoba; el de Bellas Artes de La Plata y por colecciones públicas y privadas del país, tal cual lo explicó Gutiérrez Saldívar, curador de la muestra. La obra de más trascendencia será "Día de Trabajo", un óleo de tres por diez metros pintado en 1962. En esta oportunidad, se agregan a la muestra itinerante cuadros de la última heredera de Quinquela, Rosa Grecco, de 85 años, quien estará presente hoy en el acto de inauguración. En una charla con La Capital, Gutiérrez Zaldívar se refirió a la obra del maestro y a sus virtudes personales. -Usted habla de Quinquela Martín como el artista más popular de la Argentina. ¿Por qué el más popular? ¿Por su llegada, por su temática, por su raigambre? -Porque la consagración llegó del pueblo y no de los críticos. Tanto él como Molina Campos tuvieron el éxito y la fama, pero los críticos y los sordos de la época les negaron la gloria. Desde el 19 de septiembre del año pasado han visto la muestra de Quinquela 1.250.000 personas, y no se leerá una sola línea donde se diga que es un mal pintor. ¡Antes era José Mala Palabra! -El, que fue un pintor del puerto y la ribera, viene a una ciudad de historia portuaria. ¿Se puede decir que a Rosario su pintura no le va a resultar ajena? -Sería lindo hacer un ejercicio y pensar qué hubiera pasado si a aquella casa de los Expósitos no hubiera ido una familia de la Boca, sino una rosarina. Quizás Rosario sería distinta. -¿Por qué? - Porque tenemos que ser claros: Quinquela no era un pintor realista. No pintó La Boca, sino lo que él quería de La Boca, sus sueños. Lo que es verdaderamente un fenómeno, el fenómeno Quinquela, es que luego todo un barrio quizo parecerse a su pintura. El transformó la realidad desde su lienzo. Además fue un futurista. Cuando se ve la obra "Días de trabajo", se ve el edifico del banco de Boston que se terminó el año pasado. A la derecha, hay un edificio que es como un cono. ¡Es el de Aerolíneas Argnetinas! Era un adelantado, un gurú. -En todas sus biografías se insiste mucho con su condición de niño abandonado. ¿Cree que eso es determinante en su obra o lo fue en su actitud frente a la vida? -Creo que él nació para no ser nada y fue todo. Y lo fue por su propio esfuerzo. Habría que recordar que la frase original de Winston Churchill fue "sólo puedo prometer sangre, sudor, esfuerzo y lágrimas". Quinquela entendió eso, y todo lo que se propuso lo logró con esfuerzo. -¿Por qué siempre La Boca? -Porque entendió que para ser universal había que pintar la propia aldea. De todos modos, insisto: nunca retrató su barrio, sino el sueño de ese barrio. La Boca estaba muerta, había dejado de existir tras la aparición de otros muelles, como los de Puerto Madero. Por eso se convirtió en un reducto anarquista, por eso con sus votos xeneizes (genoveses) se consagró el primer diputado socialista del continente, Alfredo Palacios. Y hay un dato que no muchos conocen: el mismo Benito pegó carteles en 1904, cuando tenía 15 años, para la campaña de Palacios. -¿Por qué no son tan conocidos sus grabados y aguafuertes? -Porque al argentino lo seduce el color, no le interesaban esas aguafuertes. El mismo Quinquela las vendía al equivalente de 50 pesos actuales y nadie se las compraba. El 9 de julio de 1950, cuando expuso en Rosario y lo visitaron 17 mil personas, nadie le compró una obra, y él regaló once. -Quinquela Martín pintó paisajes cordobeses y marplatenses, tuvo su época de fuego con las pinturas de las acerías, pero su obra fue y seguirá siendo el puerto de La Boca... -En mi opinión, la mejor pintura de Quinquela fue la que tuvo como motivo al fuego. Nadie le compró los cuadros de las acerías, a excepción de la Facultad de Ingeniería de Santa Fe. -Pero de Italia y de Inglaterra lo contrataron para pintar acerías, y lo rechazó. -Mussolini le pidió que pintara las acerías de Nápoles. Quinquela le respondió que no era pintor golondrina, que pintaba las cosas de su pueblo. Además, el plasmaba el espíritu de las cosas, y eso lo veía en lo más cercano. Gutiérrez Zaldívar aconsejó al público que antes de ver la muestra se detenga en la película de Quinquela Martín, que se proyectará en forma ininterrumpida durante la muestra. Un registro de 22 minutos que recorre la vida y obra del pintor, y donde habla el mismo artista, fallecido en 1977.
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