Ya se dijo hasta el hartazgo que no era un partido más. Por varias circunstancias. Pero para quien también era especial era para Jota Jota López, el técnico canalla que aún no logró meterse en la piel de la gente y cuyo equipo había demostrado bastante poco hasta acá -menos de lo esperado, especialmente en el juego-.
Anoche, frente a Vélez Sarsfield, la situación pareció propicia para que empezara a asomar la cabeza. No porque el rival fuese accesible sino porque un triunfo ante el equipo de Edgardo Bauza le hubiese dado un mayor crédito entre los hinchas y de ese modo le hubiese permitido llegar un poco más holgado al clásico ante Newell's Old Boys, dentro de 15 días, por la 13ª fecha, luego de jugar contra Independiente el próximo sábado por la 12ª, también para la televisión.
Todo al revés
Pero evidentemente el dueño del color de la noche no iba a ser el equipo auriazul porque el conjunto de Jota Jota no alcanzó el objetivo, aunque por momentos tuvo todo para lograrlo. Es cierto que no ligó lo suficiente, porque pese a jugar mejor que su rival todo el primer tiempo no logró quebrarlo. Con el penal convertido por Pizzi pareció que la noche comenzaba a sonreirle. Sin embargo, esos dos minutos fatídicos (el gol del empate de Morigi y la tonta expulsión del Colorado Cetto) abrieron un nuevo capítulo en la historia de sinsabores que los canallas están exhibiendo en este Apertura. Y más allá de que la continuidad del director técnico no esté en duda bajo ningún punto de vista, queda en una situación incómoda pensando en lo que tiene por delante para jugar.