Una isquemia cerebral le dio un susto de muerte. Desde entonces, el cantautor español Joaquín Sabina abandonó la noche en la que llevaba viviendo casi 30 años, dejó el alcohol, el tabaco y las drogas y comenzó una nueva vida. Los médicos le aseguraron que tuvo suerte, porque la obstrucción de una vena en el cerebro suele tener consecuencias más graves. "Me contaron cuáles son los peligros y, por mis santos cojones, voy a obedecerles", comentó en una entrevista concedida a la revista del diario El País de Madrid. Desde que salió de la clínica a fines de agosto, aumentó ocho kilos, hace ejercicio y está encantado con su existencia. "Tantos años aguantando a base de alcohol y cocaína me habían hecho perder el sentido del gusto", aseguró para contarle a medio mundo que ahora hace el amor más y mejor. Tanto cambió el cantante, otrora famoso por sus excesos, que incluso se atreve a dar consejos a quienes aún van por la "senda de la perdición. Mi nueva situación pone nerviosos a mis antiguos compañeros de juergas. Yo no sería un buen amigo si no les recomendara que se cuidaran", dijo, en referencia a los argentinos Andrés Calamaro y Charly García, entre otros. Lo que sigue manteniendo del Sabina de siempre es el sentido del humor. De hecho, el día que salió de la clínica dijo: "Estoy vivo y coleando, bien de las tres piernas y las dos manos... No habrá disco póstumo este año". Y a continuación hizo el anuncio que poco tiempo antes parecía imposible: "Seguramente cerrará alguna fábrica de tabaco por mi culpa, porque, señores, están viendo a un ex fumador". En cuestiones sentimentales, el enamoradizo Sabina, nacido en Ubeda, Andalucía, en 1949, también parece haber encontrado la estabilidad y lleva ya varios años con la peruana Julieta Coronado. Además, volvió a actuar en público haces unas semanas en el concierto que Ana Belén y Víctor Manuel ofrecieron en la Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. "El cariño que me dio el público fue acojonante", se emocionó entonces. Impulso que aprovechará para retomar en marzo del año próximo la gira "19 días y 500 noches" por Latinoamérica. "Serán conciertos acústicos en teatros, sentadito, nada de grandes montajes", aclaró. Antes de este cambio de hábito, Sabina estaba preparando un nuevo disco, para el que ya tenía reservado el estudio de grabación. Su mano derecha, Pancho Varona, asegura que hay varias canciones escritas, pero que aún faltan más. "Ya hemos hecho un unplugged. Ahora hay que hacer un undrugged", bromeó, y sin perder tiempo añadió: "Un disco sin tabaco, sin rayas y sin whisky". Sabina no tiene claro si seguir trabajando en el disco que estaba preparando antes del ataque o hacer algo nuevo, que refleje lo que le pasó. "No quiero caer en lo terapéutico -dijo- o en el «qué grande es vivir», que es mi sentimiento hegemónico ahora". Pasión por la literatura Simultáneamente, la otra pasión de Sabina, la literatura, promete ocupar en el futuro un espacio mayor a partir de ahora. En la noche del martes pasado, el cantautor presentó en Madrid su libro de poemas "Ciento volando (de catorce)", que abarca cien sonetos compuestos a lo largo de los últimos 40 años. En el libro se reúnen textos, conocidos e inéditos, muchos de ellos dedicados o inspirados en personajes como los cineastas Luis García Berlanga, José Luis García Sánchez, el guionista Rafael Azcona, el torero José Tomás, los cantantes Pablo Milanés y Javier Krahe, el actor Santiago Segura y el escritor Antonio Muñoz Molina, entre otros. Acompañado por los poetas Luis García Montero y Angel González, Sabina confesó: "No había soñado tener éxito cantando, pero sí había soñado con escribir poesía". A pesar de que él mismo se describe como "juntaversos" y no como poeta, tanto García Montero como González destacaron la calidad literaria de "Ciento volando..." (Editorial Visor), en el que se manifiesta en su plenitud la poesía urbana presente en las canciones de Sabina. García Montero, que prologa el libro, aseguró que "Joaquín no necesitaba escribir sonetos para demostrar que es un poeta excelente. Basta con escuchar sus canciones". El escritor recordó luego anécdotas de juventud vividas por ambos y de cómo pasaban largas horas hablando de poesía, y especialmente de Angel González. "El libro no es una casualidad; de hecho es una obra que nos recuerda mucho la teoría de Gil de Biedma acerca de que la poesía es el verbo hecho tango, ya que cuando los poetas hemos querido quitar el olor a cerrado en nuestra obra hemos terminado recurriendo a la canción". Y añadió: "Joaquín Sabina es cantante y poeta. Por ajustar más: no un cantante metido a poeta, sino un poeta metido a cantante". Dos creadores distintos González, en cambio, subrayó la diferencia entre el cantautor y el poeta. "Son dos creadores distintos. El autor que canta retrasó la aparición en escena del poeta. De haberse dedicado a la poesía, Sabina tendría una bibliografía tan extensa como su discografía". De hecho, entre los planes del "nuevo" Sabina figura aumentar su bibliografía con la publicación en los próximos dos meses de otros dos libros: uno abarcará su correspondencia con el Subcomandante Marcos y el otro todas sus canciones, incluidas las que compuso para otros artistas. Finalmente, González señaló que gracias a "Ciento volando..." es fácil observar en Sabina al poeta de verdad: "Pone los acentos en el lugar que se debe exigir que estén, y no podemos olvidar que escribir un buen soneto es difícil, pero escribir 100 es una temeridad. Y es más asombroso aún porque hay muchos buenos, y algunos, excepcionales". González recordó además que el libro de Sabina está salpicado de numerosas alusiones a Shakespeare, Cernuda y otros muchos poetas. "Estamos ante un poeta verdadero y duradero", dijo el profesor, que ha encontrado los mejores sonetos en aquellos que se mueven en el mundo satírico: "Me han interesado mucho todos los que ha abordado con la materia corrosiva del sarcasmo". Después de tantos elogios y realmente impactado por todo lo que acababa de oír, Sabina sólo se atrevió a decir que todo fue un mero cambio de roles, ya que él debió haber presentado a esos dos grandes poetas, y, en broma, disparó: "Debo estar muy grave para que hablen así de mí".
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