Año CXXXIV
 Nº 49.276
Rosario,
lunes  22 de
octubre de 2001
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Con pocas reservas
River no perdonó y Newell's sigue cayendo

Mario Candioti

El Chocho Llop pone énfasis en la defensa de su esquema. Dice que siempre salió a buscar el resultado, que en el primer tiempo dispuso de las situaciones más claras, que el rival también juega, que el segundo tiempo no fue tan distinto del primero, etcétera, etcétera... Y lo concreto es que Newell's se está quedando sin márgenes, sin reservas futbolísticas ni temporales. La racha de siete partidos sin triunfos es una espada de Damocles que hace sentir su filo permanentemente.
Visto en caliente, al menos las aseveraciones del técnico rojinegro dan cierto margen para la discusión. Cierto margen. Pero cuando ya se está más relajado y repasando el resultado global de la excursión de Newell's por el Monumental puede llegarse a algunas conclusiones al menos interesantes: 1) Newell's mostró un planteo excesivamente conservador y mezquino en el primer tiempo. 2) No tuvo sorpresa y mucho menos argumentos ofensivos ante un River que atacando era un equipo y defendiendo, otro totalmente distinto. 3) La inclusión de Saldaña como un supuesto doble 5 de poco sirvió; 4) Newell's ofertó los espacios a bajo precio y River compró; 5) Lo mejor de Newell's estuvo en el complemento; 6) La imagen más pobre de River también; 7) El ingreso del colombiano William Vázquez le dio algo más de profundidad a Newell's, y allí acertó Llop; 8) Newell's se dio cuenta de que, con otra actitud, podía vulnerar a River; 9) No sólo con temperamento alcanza, también hacen faltas reservas futbolísticas; 10) A Newell's se le agotan los tiempos.
Pese a que Llop insista en que en el primer tiempo hubo un par de jugadas con las que la historia del partido tal vez hubiera cambiado, Newell's regaló todo, quizás creyendo que con una superpoblación de volantes solucionaba todos sus males. Cantidad no es igual a calidad y por mas que el DT sea perseverante en sus dichos, lo cierto es que Newell's mostró una cautela excesiva ante un rival que -quedó demostrado- le enrostró el peso específico de un par de individualidades (a la sazón Ortega y D'Alessandro) y poco más que eso. Y a River con eso le alcanzó.
Y la prueba más evidente fue el complemento. Con lo que hoy puede poner Newell's sobre el terreno de juego fue suficiente para complicar al poderoso River, que mostró su últimamente habitual falta de coordinación en el fondo. El ingreso de Vázquez (quizás su mejor partido desde que arribó al Parque) fue un golpe de aire puro por el sector derecho. La Fiera Rodríguez asumió más protagonismo y los mano a mano dejaron lugar a las jugadas colectivas con cierto tinte de elaboración. Pero claro, ni Newell's fue una tromba ni River fue un desastre. Sobre el césped del Monumental quedaron reflejadas actitudes. La desidia de un River conformista y pecador y las ganas de un Newell's limitado pero orgulloso. El gol del Chacho Coudet fue la síntesis: River liquidó por peso propio y Newell's se quedó una vez más con las manos vacías.
Claro, demás está decir que en los cálculos de muchos este era un partido perdible. Sin embargo, ante rivales de menor fuste Newell's no encontró las recetas para levantar. Y los tiempos son cada vez más cortos. Y los números no mienten. Y las reservas se agotan.



Vázquez jugó un buen partido, pero no alcanzó.
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