Peshawar. - El tema de las víctimas civiles de la guerra, más de 200 según los talibán, fue resaltado por la autoridades de Pakistán en coincidencia con la llegada del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. Su visita provocó una ola de manifestaciones de protesta de islámicos, quienes impulsaron una huelga general que en gran medida fracasó. Unos pocos miles de manifestantes en las ciudades clave no alcanzaron a obligar al cierre del comercio ni a suprimir el transporte. A dos horas de la llegada de Powell, India y Pakistán intercambiaron ayer fuego de artillería en la disputada región de Cachemira, lo que motivó un llamado del presidente de EEUU George W. Bush a que dejen de lado sus disputas mientras Washington está actuando en Afganistán. El vocero del ministerio de Exteriores paquistaní, Riaz Mohammad Khan, declaró que Islamabad espera que las incursiones militares anglonorteamericanas duren "lo menos posible" porque "con su prolongación se puede esperar que mueran civiles". Khan agregó que Pakistán no cree que los talibán, blanco militar declarado de Washington al igual que los terroristas de Bin Laden, sean "terroristas", en tanto que el titular de ese ministerio, Abdul Sattar, dijo que Islamabad espera de Powell "una evaluación sobre la marcha de la guerra y su duración". El secretario de Estado norteamericano, en tanto, tiene prevista para hoy una reunión con el presidente paquistaní, general Pervez Musharraf. Pakistán tiene intención de poner sobre la mesa el tema de Cachemira, el territorio limítrofe en gran parte bajo control de la vecina y rival potencia nuclear, la India, que Islamabad reivindica. Sin duda Powell tendrá mucho trabajo para mantener tanto a India como a Pakistán en la coalición antiterrorismo. Apenas un par de horas después de su llegada a Pakistán, la artillería india y la paquistaní se enfrentaron en una larga batalla. Pakistán afirma que una persona fue muerta de su lado de la Línea de Control, el límite provisorio sobre el Himalaya que ninguno de los dos países reconoce. El corazón del problema son los grupos de guerrilleros musulmanes activos en la Cachemira india: ayer, en un día considerado "normal", los enfrentamientos entre soldados indios y guerrilleros provocaron la muerte de 19 personas. Pakistán, por su parte, los apoya abiertamente. Algunos de estos grupos tienen vínculos con los talibán y con Bin Laden, y ciertos líderes están involucrados directamente en los atentados del 11 de septiembre. En una primera declaración, Powell elogió la "valiente" decisión de Musharraf de abandonar a sus aliados talibán y alinearse con Occidente contra una opinión pública que, según dos sondeos publicados ayer, simpatiza con los talibán en un 83 por ciento, y en un 82 por ciento considera que Bin Laden no es un terrorista sino un "guerrero islámico". Pero los dos sondeos -uno de la Gallup paquistaní y uno del semanario norteamericano Newsweek- muestran a su vez una alta aprobación, del 51 por ciento, hacia la política de Musharraf. Sattar, el ministro de Exteriores de Islamabad, recibió además a la delegación del ex rey de Afganistán, Zahir Shah, que está trabajando en la creación de un gobierno de unidad nacional para el período post talibán. La delegación está encabezada por Hedayat Amin Arsala. (Ansa)
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