Gaza. - El apoyo del presidente norteamericano, George W. Bush, a la creación de un Estado palestino, parece inducir a Yasser Arafat a usar mano dura contra los opositores con el objetivo de poner fin a la Intifada y reabrir el camino a la negociación sobre la situación definitiva de los territorios ocupados por Israel en 1967.
Durante un año, Arafat resistió a la presión de Estados Unidos e Israel, que le pedían detener a los integristas de Hamas y la Jihad Islámica responsables de sangrientos atentados. Sin embargo, inmediatamente después que un comando de Hamas mató la noche del martes a dos jóvenes israelíes en la colonia judía de Eley Sinai (Gaza), Arafat y el ejecutivo palestino condenaron el ataque sin medias tintas.
Ya en la mañana del miércoles, la televisión satelital de Abu Dhabi refirió desde Gaza sobre una orden impartida por el presidente palestino a sus servicios de seguridad para que arresten a los mandantes del atentado y detengan -incluso "haciendo uso de la fuerza"- a todo el que abra fuego contra puestos y colonias israelíes.
El cese el fuego
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) no confirmó la noticia, pero el ministro Hasan Asfur, en una entrevista concedida a la televisión de Abu Dhabi, declaró que "el presidente Arafat tomó una decisión (el cese del fuego) que todos deben respetar, aunque sintamos que debemos combatir". A propósito de Hamas y la Jihad Islámica, Asfur agregó con tono firme que "las decisiones del legítimo gobierno palestino deben ser respetadas por todos. Los que las violen serán juzgados frente a la ley palestina".
Por su parte el vocero de Hamas, tras el ataque a Eley Sinai, declaró que considera "difícil" que la ANP pueda adoptar medidas de seguridad "contra quien combate la ocupación".
"No existen -afirmó- leyes contra quienes luchan para liberar nuestra tierra". Fuentes de Hamas, por otra parte, señalaron que el brazo armado del movimiento islámico "modificó" su estrategia de ataque: ya no atentados suicidas en Israel, sino acciones dirigidas contra soldados y colonos judíos en Cisjordania y Gaza.
A Arafat, sin embargo, ya no le alcanza con contener la Intifada. El líder palestino, afirman muchos observadores en los territorios, quiere el fin de la Intifada para explotar la oportunidad política que la ofrece la posición norteamericana favorable al nacimiento de un Estado palestino independiente.
"Arafat sabe que el nacimiento del Estado de Palestina se dará sólo con el apoyo de Estados Unidos", dice Issam Nassar, analista político del Centro de Estudios de Jerusalén. "Por eso -agrega- quiere demostrar que puede poner la situación nuevamente bajo control (en los territorios) y que sabe gobernar a su pueblo. Si es necesario, no dudará en usar mano de hierro contra Hamas y la Jihad Islámica". (Ansa)