De todo lo que no esté bien en el club, el responsable es el presidente". La frase no pertenece a algún opositor a la actual conducción rojinegra, sino al propio presidente Eduardo López, quien la pronunció cuando debió una vez más acompañar a un técnico a una conferencia de prensa para respaldarlo, como ya lo había hecho en varias otras oportunidades. La pregunta es: ¿fue una frase de compromiso o alguna especie de mea culpa ante una situación que por reiterativa en su período presidencial pueda ser un indicativo de que algo no marcha bien? De hecho, la realidad de un club en convocatoria de acreedores (y sin los salvoconductos de Racing, por ejemplo, que en pleno proceso de quiebra se dio el lujo de ser el que más invirtió en reforzar el plantel) conspira contra cualquier intento de planificación con posibilidades de triunfo. Además, si las deudas han llevado a Newell's a esa situación (y son varios los clubes que han pensado esa salida) y el dinero más grande que entra al club es por la venta de jugadores, el desprendimiento de muchos de ellos en los últimos tiempos hace que el equipo de primera deba estar siempre en permanente formación. Llop, como en su momento Castelli, Rebottaro o Ribolzi, tomó un plantel golpeado y siempre a punto de desmembrarse. Y así es muy difícil aguantar un cargo, más cuando el técnico es debutante y también debe tener su período de conocimiento del material que dispone, sobre todo del que viene de abajo. Tal vez la frase de López tenga que ver también con rasgos propios de su conducción, quizás demasiado personalista, que hace que no haya construcción en el disenso. Lo cierto es que, en un país en plena recesión, donde el que tiene el mango no lo invierte, achicarse y pasar el momento parece la única receta para resistir, aunque en realidad no ataque la raíz de los problemas. Newell's parece aplicarla y los resultados de los últimos tiempos están a la vista.
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