Mariano Bereznicki
Hasta la victoria siempre, parecieron decir por dentro los pibes de Newell's. Y claro, si estuvieron al borde del empate porque cometieron un grosero error defensivo que casi los priva de un merecido festejo . Pero si hay algo que distingue a la séptima rojinegra es que nunca baja los brazos cuando la adversidad parece envolverlos. Y merced a esta virtud terminó quedándose con el triunfo ante Huracán por 3 a 2, recién cuando se estaba disputando casi el cuarto minuto del tiempo adicional. A juzgar por lo hecho, no mereció sufrir tanto. Sus propias falencias los llevó a cometer varios errores infantiles y casi terminan por amargarle la tarde. Pero como los rojinegros saben que no pueden darse el lujo de resignar puntos en casa, siempre fueron para el frente. Y a los 9' ya estaban en ventaja. Ignacio Scocco recibió la pelota a la altura del punto penal, la paró con pecho, le tiró un sombrerito a su marcador personal y, después, definió por arriba de Sánchez. Golazo del delantero. Y así fue creciendo Newell's. Minuto a minuto. A tal punto que creó varias situaciones de gol. Pero lamentablente para sus hinchas, se fueron al descanso con un sólo gol de ventaja. Huracán padeció en gran parte del encuentro la presión local. Pero no se comió varios goles, más allá de que Neira y Villegas no tuvieron una buena tarde, porque Sánchez Prete fue quien se adueñó del mediocampo. Además contó con la calidad de Juan Sosa para inquietar a los endebles defensores locales. Y gracias a esto llegó al empate a la salida de un penal. Pablo Tebes ejecutó la pena máxima y Matías Alasia alcanzó a manotear la pelota. Pero Juan Martín capturó ese rebote y lo cambió por el 1 a 1. Newell's había decaído en su juego y le cedió bastante terreno a la visita. Pero después de varios minutos de ausencia, se hizo notar nuevamente. Y fue Germán Rivera, quien con un cabezazo estiró las cifras. Y cuando estaban en tiempo adicional, Cristián Cardozo aprovechó un regalo de la defensa para establecer el injusto empate. Antes de que sonara el silbato, entró nuevamente en escena Scocco para estampar con un golazo de tiro libre el tercer grito leproso y sellar la merecida y sufrida victoria.
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