Es muy difícil escribir de economía cuando hay de por medio una guerra, a pesar de que resulta difícil imaginar un futuro, al menos se tratará de reflejar la incertidumbre que existe en un momento difícil para la humanidad. El ataque terrorista a las torres gemelas disparará una serie de mecanismos protectivos en Estados Unidos, que harán que la administración de George Bush incremente notablemente sus gastos en defensa, indemnice a los familiares de las víctimas, y abone los destrozos realizados en suelo americano.
Todo esto implicará un mayor gasto que seguramente no podrá ser enfrentado con los ingresos públicos, e inevitablemente se recurrirá al endeudamiento.
De esta forma la principal potencia del mundo se convertirá en una aspiradora de fondos que impulsará a la suba la tasa de largo plazo. Como en todos los escenarios bélicos, los productos primarios podrían tener una suba importante, a excepción del petróleo, que permanecería en los niveles actuales, ya que los países centrales comenzarían a absorber las reservas que poseen para no financiar al pueblo árabe.
De esta forma iríamos directo a un escenario inflacionario, con alta intervención del Estado y caída en el comercio internacional. Sin embargo, todas estas son hipótesis en el marco de una guerra que se ha declarado pero que aún no se conoce quien será el segundo contendiente y cuál será el escenario de operaciones.
Por lo tanto, el contexto internacional está dado para Argentina y difícilmente pueda realizar algo para modificarlo, con las enormes desventajas que esto le producirá a la humanidad, si es que prevalece la hipótesis de un enfrentamiento armado, que no será de corta duración.
El panorama doméstico
En el plano doméstico, una vez más Argentina tuvo suerte, ya que el día lunes el FMI desembolsó 6.230 millones de dólares, de los cuales 4.000 millones fueron a incrementar las reservas líquidas y disponibles, lo que implicó un aumento en el respaldo de la convertibilidad, y le dieron una mayor fortaleza al sistema financiero.
Esto llevó mayor tranquilidad a los negocios, las reservas líquidas y disponibles se ubican en torno de los 19.000 millones de dólares y los depósitos a plazo fijo dejaron de caer, en los primeros 11 días de septiembre crecieron en 9 millones solamente, pero marcar una tendencia clara de amesetamiento, cuando hasta hace 20 días atrás no paraban de descender.
Los 2.230 millones de dólares restantes que envió el FMI vienen a cumplimentar las remesas necesarias para hacer frente a los desembolsos de amortización y renta de los títulos públicos, y pagos de obligaciones externas que tiene el sector público.
De esta forma la Argentina logra mostrar que no necesita fondos frescos para hacer frente a la crisis, hasta octubre de 2002, luego de esa fecha o antes, deberá instrumentar las políticas necesarias para reestructurar la deuda, o conseguir fondos para seguir refinanciando los compromisos.
El viernes último el gobierno nacional presentó el proyecto de presupuesto 2002 y a pesar de que muchos creían que sería un presupuesto poco creíble, la rebaja de 6.000 millones de pesos en los gastos, hace más previsible a este gobierno, y por ende mucho más serio. Si bien con este presupuesto no esta asegurado el déficit cero, lo que queda claro es que las autoridades del país se someten a un duro ajuste para poder cumplir con los organismos financieros.
Esta semana también se conoció la posibilidad que comience el show del bono, ya que muchas administraciones provinciales adoptarían este mecanismo para poder hacer frente a las obligaciones salariales.
Si bien esto no es visto con buenos ojos por el sector financiero, debe quedar en claro que las provincias sólo podrán emitir bonos por el equivalente a un mes de la masa salarial, por lo tanto la emisión de bonos es una solución transitoria, ya que pasado un tiempo deberán rendirse ante la realidad que atraviesan, realizando el ajuste que hoy postergan, no es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Esta suma de noticias resulta más positiva que negativa, a pesar de que aún resta superar muchas pruebas, como la nueva ley de coparticipación y las elecciones del 14 de octubre, en donde la oposición (el PJ, no los opositores que están dentro del oficialismo) podría sacar más del 50% de los votos.
Por lo tanto, en materia financiera, la recuperación de los depósitos y las reservas es muy importante, sin embargo seguiremos inmersos en un escenario de iliquidez, con tasas pasivas y activas muy altas.
El lunes reabre Wall Street, y seguramente en consonancia con la apertura del mercado accionario, el presidente de la Reserva Federal podría anunciar una baja de tasas de corto plazo para atemperar la caída del mercado.