Mauricio Tallone
El sol persistente de la tranquilidad de Granadero Baigorria se encapricha con posarse sobre la figura de César Delgado. Acaso como un guiño del destino, el pibe que el sábado por la noche tuvo su bautismo triunfal en la primera canalla aún no sale del asombro. Sabe que por estas horas se convirtió en el chico de la tapa pero sorprende su introversión. Si hasta no hace falta consultar a un médico para arriesgar un diagnóstico: la rigidez gestual sintetiza los temores de un pibe que acaba de dar el primer paso para despojarse del anonimato y encontrarse frente a frente con la realidad de primera división. "El sábado comprobé por qué mis compañeros siempre me decían que no es lo mismo jugar en las inferiores que en la primera", agrega todavía sorprendido por el momento que le está tocando vivir. Si bien sobre su cuerpo menudo y escurridizo Jota Jota ha depositado gran parte de sus ilusiones, el Chelo -así le dicen por Delgado, el jugador de Boca, con quien no guarda parentesco- prefiere dejar caer su indiferencia. Por ahora no tiene apuro, apenas se anima a narrar tímidamente su breve biografía. "Todo esto que me está pasando se lo debo a Palma. El me vio jugar en una práctica y enseguida me hizo firmar en Central. Hace dos años y medio que estoy en el club, recuerdo que en esa práctica tuve la suerte de convertir dos goles y apenas hablé con Omar y don Angel Tulio Zof me dijeron que me quedara en Central porque ellos me iban a conseguir todo lo que precisara", agradece y se suelta para hablar de su currículum. -El gol del sábado también se lo dedicaste a ellos. -Sí, Palma, el Pulpo Scalise y don Angel fueron muy importantes en mi carrera. -¿Se puede decir que ante Huracán cumpliste el sueño del pibe? -Sí, jugué el partido que siempre soñé cuando estaba en las inferiores de Central. Si bien había estado en el banco contra Racing en el torneo pasado y en este ante Talleres, el debut no podía haber sido mejor. Se dio todo, debuté, el equipo ganó y tuve la suerte de hacer un gol. -Además de Palma, Scalise y don Angel, ¿de quiénes te acordaste cuando Jota Jota te dijo que ibas a entrar para reemplazar al Torpedo Arias? -De toda mi familia. Me vinieron a la mente un montón de recuerdos, cuando me tocaba ir al banco en las inferiores o cuando Jota Jota me incluyó en la lista de la delegación que iba a la pretemporada en Villa Carlos Paz. -¿Pudiste conciliar el sueño cuando regresaban desde Buenos Aires? -No, la verdad no pude pegar un ojo. Cuando llegué a mi casa estaba mi vieja durmiendo, se levantó y me dijo: "Chelito, gracias por el momento que nos regalaste, te vimos por la tele". Después se levantó mi hermanita y también me hizo llorar. -Al final alborotaste a toda la familia. -Sí, hice levantar a todos. Pero lo peor es que yo no me podía dormir, se me cruzaban todo el tiempo las imágenes del gol que hice. -¿A quién le dedicaste el gol cuando te besaste el anillo? -En ese momento pensé en mi novia y en mi familia. Me acordé de todos los esfuerzos que hicieron para que yo pudiera entrenar. No me resultó fácil llegar hasta la primera de Central, ahora todo parece color de rosa pero tuve que pasar por momentos muy complicados. -¿Cuáles por ejemplo? -Yo vengo de una familia muy humilde, mi viejo es changarín y casi siempre está sin trabajo. Por eso todo lo que estoy viviendo se lo dedico a ellos.
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