Las dificultades financieras golpean a todos. Claro que cuando se trata de compañías más grandes, con respaldo internacional y estructuras más poderosas, los problemas se simplifican. El caso de General Motors, la automotriz instalada en Alvear, se diferencia en esta crisis del grueso de las empresas de la zona que no cuentan con el respaldo de ser una multinacional. De todas maneras, los vaivenes financieros también la afectan. "Cuando nosotros ofrecemos financiación a una tasa menor de la que existe en el mercado estamos haciendo un esfuerzo, ganando menos o no ganando. Logramos un punto de equilibrio que permita fomentar una demanda dormida. Si otorgamos a nuestros clientes una tasa del 9% cuando se maneja una del 18% en el mercado, la diferencia la estamos poniendo de nuestro bolsillo", explica Alberto García Carmona, director gerente de GM. "Es cierto que no sufrimos el impacto de las empresas medianas o más chicas que con la falta de liquidez de los bancos tienen que soportar tasas mucho más altas o el corte total de préstamos. Nuestra situación financiera es sólida y el acceso al crédito se nos hace más sencillo", reconoce García Carmona. Aldo Torriglia, gerente de Finanzas de John Deere, pone el acento en la importancia de contar con una compañía de crédito propia, como es John Deere Crédit. "El corte de crédito no nos afecta porque nos financiamos con fondos propios", remarca y admite que en la compañía, "no ahora, sino desde hace varios años, venimos siendo muy precavidos con los dividendos. Somos muy cuidadosos a la hora de financiar activos, incluso cuando las cosas marchan bien". El gerente de la fábrica de maquinaria agrícola dice que sabe que la de ellos es casi una situación excepcional, pero enfatiza que tomaron precauciones que no todos encararon: "El ajuste de inventario lo hicimos en el 99, no esperamos a que las cosas se pongan tan duras como ahora". De todos modos, dice que "sí notamos dificultades en algunos concesionarios o clientes que alargaron los plazos de pago". Para las pequeñas y medianas empresas, sobrellevar las restricciones crediticias es más complicado. Enrique Bertini, titular de la fábrica de sembradoras Bertini, remarca que en su pyme optaron por moverse con "mucha prudencia, evitando la deuda bancaria, sin tener que vender cheques o renegociarlos porque en un momento donde se negocian tasas al 50% avanzar en ese sentido es una catástrofe", señala. El empresario remarca: "No tenemos liquidez tampoco tenemos deudas" aunque reconoce que para una compañía frenar las inversiones se torna "muy riesgoso porque cuando pasa lo peor, la empresa queda obsoleta y sobreviene la destrucción". Unos y otros sufren a su manera las restricciones del crédito. Los bancos esperan ansiosos el retorno de los depósitos que según el Banco Central duermen en caja de seguridad. En el medio, la única garantía es la reactivación.
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