Durban. - La asistencia de Yasser Arafat y la negativa israelí a participar de la Conferencia Mundial de Naciones Unidas contra el Racismo confirma que el conflicto nacionalista de Medio Oriente ocupará el lugar más controvertido y central en el espacio de debate que mañana se abrirá en Durban, Sudáfrica. La presencia de Arafat fue confirmada ayer por el Ministerio sudafricano de Relaciones Exteriores, que también comunicó la asistencia de al menos 13 jefes de Estado, entre otros ellos, el cubano Fidel Castro, el argelino Abdelaziz Buteflika y el presidente de la República Democrática de Congo, Joseph Kabila. En tanto, el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, llegó a Durban cuando la cuestión palestina alimentaba los ánimos en la reunión de las ONGs de esta jornada, que sirve de preludio a esta cumbre. El gobierno israelí, por su parte, sigue firme en su oposición a esta conferencia internacional porque considera que está siendo utilizada políticamente por los palestinos. Estados Unidos, el aliado de Israel en Occidente, anunció el lunes pasado que su secretario de Estado, Colin Powell, no acudirá a la conferencia de Durban debido al carácter anti-israelí de algunos documentos y de los debates preparatorios. Incluso Washington todavía no comunicó el nivel de su participación, dejando abierta la posibilidad de que concurra una delegación de bajo nivel. Al igual que en las dos cumbres previas de la ONU contra el racismo, en 1978 y 1983, Estados Unidos podría manifestar esta vez un claro y duro boicot. Por otro lado, las reticencias de Washignton no fueron atenuadas por las garantías de la ONU y de los Estados árabes de que no habrá una asimilación entre los términos sionismo y racismo. Mientras el sionismo fue aceptado por la Liga de las Naciones en 1921 y nuevamente por la Asamblea General de la ONU en 1947, algunos grupos y organizaciones no gubernamentales argumentan que el sionismo es una teoría racista y de limpieza étnica disfrazada de nacionalismo. "La prioridad debe ser denunciar las prácticas israelíes", declaró Fayza Abul-Naga, jefa de la delegación egipcia en las negociaciones preparatorias de Ginebra, en una entrevista publicada ayer en El Cairo. Sin embargo, el jefe del departamento político (Relaciones Exteriores) de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Faruk Kaddumi, declaró ayer -de camino hacia Durban-, que el primer ministro israelí Ariel Sharon "es un racista y un fascista, a la cabeza de un Estado racista gobernado por un régimen opuesto a los derechos humanos". "Las prácticas israelíes contra los palestinos superan al Holocausto en horror" declaró el funcionario de la OLP y acusó a Israel de "crímenes de guerra merecedores de sanciones como las impuestas" al régimen sudafricano del apartheid. Además, según indicó, la delegación palestina en Durban reclamará una "condena firme de las agresiones criminales israelíes". La alta comisaria de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, considera que la próxima Conferencia Mundial sobre Racismo representa una "oportunidad, no habitual, para que la humanidad tome el futuro en sus manos". Para Robinson, este foro es "la ocasión de decidir en qué mundo nuestros hijos y nosotros mismos queremos vivir". "He pedido a los delegados en el foro que dejen a un lado las recriminaciones y los debates estériles y que aprovechen esta ocasión única que ofrece la conferencia", agrega Robinson, quien destacó la importancia de este encuentro porque "da voz a las víctimas y esperanza de que sus sufrimientos sean reconocidos y tenidos en cuenta".
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