Año CXXXIV
 Nº 49.223
Rosario,
miércoles  29 de
agosto de 2001
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Central no entiende ni Jota
Los canallas cayeron en el Gigante frente a Racing por 1 a 0
Sin orden ni estrategia, el equipo de Juan José López cometió los mismos errores que ante Argentinos y se quedó sin nada

Sergio Faletto

El mismo equipo, idénticos errores. Más de lo mismo. Otra vez Central no tuvo patrón de juego. Careció de conductor. El conjunto que dirige Juan José López no contó con el orden necesario para desarrollar una estrategia. Con la voluntad no alcanzó. Y así fue lógico que el resultado final haya sido adverso. Y nuevamente ante un rival que no fue superior. Pero que tuvo claridad y certeza en una jugada. La necesaria para adjudicarse un partido mediocre, en el que la fuerza aprovechó la ausencia de ideas, y en el que un zapatazo derrumbó los mercados de Arroyito.
Muñoz Mustafá dejó una pelota en los pies de Martín Vitali, el jugador calvo aprovechó una vez más la libertad que le dio Erroz y sacó un remate que terminó en poder del Negro Quinteros, quien dudó, no despejó, y el rebote terminó en Chatruc para que rematara de media distancia y la colocara en el rincón derecho de Tombolini. Una jugada de riesgo. La única. Pero que valió tres puntos.
De esta manera, con tan poco, Racing se quedó con el festejo de la noche. Y Central podía intentar atacar hasta el hartazgo que el tablero no se modificaría. Pero no porque la visita haya sido un rival inquebrantable, sino porque el canalla sigue siendo un equipo intrascendente, inofensivo, desordenado y sin recursos para lograr el objetivo propuesto.
Con una línea defensiva en la que sólo sobresale la prestancia del juvenil Muñoz Mustafá, con un planteo de contención que funciona a medias por el despliegue de Quinteros, con dos delanteros huérfanos de juego y con Pablo Sánchez que reiteró sus limitaciones para erigirse en el generador. Y para colmo de males, Luciano De Bruno imitó la intrascendencia de Vitamina.
En este contexto, Central no pudo a lo largo de todo el encuentro transmitirle la más mínima ilusión a sus hinchas de que podía llegar a la victoria. Como tampoco fue capaz de contagiar la esperanza de alcanzar la igualdad.
La descripción puede resultar muy crítica. Pero no lo es. Y basta con mencionar que los de Arroyito sólo elaboraron una jugada colectiva, a los 32 minutos, cuando Arias, Sánchez y Rivarola se encontraron por el sector izquierdo para culminar con un centro que Vespa no llegó a conectar. Muy poco. Casi nada.
Y la producción auriazul se dimensionó cuando en la vereda de enfrente se comprobó que la pobreza era similar. Aunque el oficio de Vitali y la osadía de Chatruc sirvieron al menos para arrancar un grito de gol.
Central debe mejorar y mucho, y no tiene demasiado tiempo para lograrlo, pero para conservar la credibilidad es imprescindible que comience a jugar, porque jugando es más sencillo ganar.



El ex canalla Loeschbor le gana en el cruce a Pizzi.
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