Hacía mucho tiempo que el hincha de Newell's no concurría al Coloso con tanta expectativa. El comienzo de un nuevo ciclo con victoria de 5 a 0 fuera de casa y la rápida reacción dirigencial para facilitar el acceso y la comodidad de los hinchas le dio el marco de las grandes jornadas a un estadio rojinegro festivo sólo en flashes. En su primer intento, Llop no pudo hacer cumplir su objetivo de hacer pesar muy fuerte la localía. Los hinchas locales volvieron a ocupar, además de las dos bandejas nuevas que dan al hipódromo, la ex oficial, y a la luz de la convocatoria la medida de desplazar al centenar de velezanos a un recodo de la platea fue acertada. Casi 30.000 almas vistieron de rojo y negro el Coloso. Llegaron alborozados, se fueron mascullado bronca. No sólo por el resultado si no porque la euforia de Banfield no quedó en recuerdo pero casi, y el nuevo equipo de Llop no impuso el estilo que está forjando. Un estilo tal vez demasiado previsible, sin sorpresa, y para lo cual quizás tuvo que ver el hecho de que ayer estrenara la cancha de espacio reducido. En efecto, aunque quizás muchos no lo notaron, el perímetro del campo de juego fue angostado 1,20 metro por lado, por cuestiones tácticas, según explicó Llop cuando se supo la noticia al comienzo de la pretemporada, aunque algunas voces indicaron que en realidad se hizo por un tema de visibilidad, ya que antes no se veía bien la línea lateral desde la bandeja alta de plateas nuevas. Sea por lo que fuere, está claro que el esquema que propone Llop se adapta a un campo de juego reducido, ya que si la idea es que los laterales no se suelten nunca (Ruiz no pasó la mitad de la cancha) y presionar la salida no le hace falta tener campo abierto. Por ahora, el cambio posicional de Saldaña y Maximiliano Rodríguez de derecha a izquierda fue la única fórmula que intentó como sorpresa. Poco para vulnerar un esquema tan cerrado como el de Vélez. Y el hincha se dio cuenta.
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