Casilda.- Con la esperanza de encontrar un paliativo al mal que padecen, personas con cáncer y otras enfermedades están recurriendo a un tratamiento en base a la ingesta de insectos, que según testimonios recogidos en la zona de Casilda estaría dando buenos resultados.
El tema, que tiende a convertirse en un fenómeno social, se viene extendiendo en varias localidades desde hace tiempo, pero recién ahora tomó estado público cuando una mujer casildense reveló que utiliza el método y que el mismo es exitoso.
Yolanda Biassi, una enfermera casildense jubilada de 77 años, padece cáncer de útero y hace ocho meses que consume en forma regular los popularmente conocidos gorgojos, a los que atribuye propiedades curativas y asegura que "me salvaron la vida". Los insectos son unos coleópteros que pertenecen a la familia de los tenebrios. Se alimentan de una mezcla de harina de salvado y azúcar y para el tratamiento se necesitan unos 4.900 ejemplares.
Según Biassi, a su casa han llegado personas de Sanford, Los Molinos, Arequito, Bigand, Rosario, y de otras provincias como Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y Neuquén. Aseguró que empezó ese método el 1º de enero pasado y que desde ese momento cambió su vida. "Un mes después sentí que había mejorado. Fue un milagro de Dios", relató la mujer.
En ese sentido, destacó que los médicos descartaron la necesidad de operarla, como se había pensado en un primer momento, porque el tumor ginecológico que la afecta se había achicado. Pero nunca dejé de hacer lo que me indicaron los médicos", aclaró.
Sin embargo, el ginecólogo que la atiende, Jorge Sitadini, calificó de absurda la situación y descalificó esta alternativa como método para combatir el cáncer. "Cuando surge este tipo de supuesta forma de curar, la gente la toma en su desesperación. Esto carece de rigor científico y no tiene sentido".
El profesional recomendó a los enfermos que "sigan con los tratamientos que están probados y no se plieguen a cualquier alternativa promovida popularmente".
Yolanda relató que después de ser sometida a tratamientos convencionales con rayos y quimioterapia, e incluso transfundida, comenzó a ingerir los insectos que su nieto consiguió en Paraguay y que le sirvieron para su recuperación. "Ahora dejé de ingerirlos, pero los sigo criando para ayudar a la gente que está enferma como yo", apuntó.
Los gorgojos contendrían una sustancia que reforzaría el sistema inmunológico de las personas, según sostienen aquellos que adoptaron este método. "La mayoría de los que vinieron a buscar estos bichitos me llaman por teléfono para decirme que mejoraron", aseguró Yolanda.
También afirmó que además se recuperó de un problema que tenía en su pierna derecha como consecuencia de una fractura de tibia y la rotura de ligamentos en la rodilla. "Estuve tres años rengueando y gracias a esto me curé", aseguró la mujer, de una fuerte vocación cristiana y convencida de que la fe mueve montañas.
Otros casos
Diego, hijo de un enfermo de cáncer de próstata de Casilda, dijo a este diario que "buscamos otra alternativa y trajimos los bichos personalmente desde Misiones. Mi papá hizo el tratamiento convencional luego de una operación, al que se le sumó la ingesta de los insectos. No sabemos cuál fue realmente el tratamiento más eficaz, pero dicen que los gorgojos levantan las defensas y mantienen controlado al cáncer. Mi viejo anda muy bien desde que lo operaron y toma estos medicamentos, hace unos ocho meses".
El joven contó que "en Misiones nos dijeron que hasta una tía del ex presidente Carlos Menem, que vive en Australia, vino buscar gorgojos para hacer el mismo tratamiento".
Beatriz, también de Casilda, aseguró que se curó de una dolencia física consumiendo estos insectos. "Sufría de terribles dolores abdominales y, si bien hice varios tratamientos médicos, los problemas los superé después de haber tomado los bichitos". Asimismo, aseguró que su amiga Olga, que padece problemas lumbares, también obtuvo buenos resultados.
Un vecino de Sanford, que pidió mantener en reserva su identidad, aseguró a La Capital que a su padre, afectado de varios tumores, "lo mandaron a Sanford porque ya no había nada que hacer. En marzo empezó a ingerir los insectos y mejoró notablemente", aunque aclaró que en ningún momento abandonó su tratamiento convencional. "Es creer o reventar, pero está mucho mejor", remarcó.