La comisión investigadora de lavado de dinero tratará hoy la renuncia "indeclinable" que presentó su presidenta, la polémica Elisa Carrió, luego de haber sido severamente cuestionada por la mayoría de sus pares por haber presentado el viernes pasado un preinforme de las pesquisas. Lo que se esperaba como un encuentro agitado parece que no lo será tanto. Anoche la imprevisible legisladora chaqueña admitió que podría revisar su renuncia, como le solicitaron públicamente algunos de sus pares. "Hoy estábamos todos muy buenitos, muy divinos. Si quieren yo sigo, pero no me banco las agresiones verbales", señaló, quitándole el carácter de indeclinable a su precipitada decisión de anteayer, cuando dijo estar decidida a dejar su cargo por haber sido víctima de "una serie interminable de cuestionamientos" a su tarea. Carrió hacía referencia así a las críticas que recibió de la mayoría de sus pares por haber hecho público, el viernes pasado, un preinforme de las investigaciones a su cargo que reveló conexiones entre banqueros, funcionarios y empresarios que remitían dinero al exterior. Sólo cuatro legisladores avalaron con su firma la referida presentación. Más allá de su nueva posición, la mayoría de los miembros de la comisión le iban a pedir que siga al frente de las investigaciones, sólo que con algunas rectificaciones y correcciones en lo que hace a la metodología de trabajo. Los dos diputados radicales que integran la comisión, Horacio Pernasetti y Margarita Stolbizer, serán los encargados de presentar formalmente un listado de objeciones referidas a la mecánica de trabajo y al polémico modo en que se difundió el preinforme. Los tres diputados del PJ (Carlos Soria, Daniel Scioli y Cristina Kirchner) también habían decidido reclamarle a la legisladora que permanezca en el cargo. Soria dijo que "tiene la obligación de seguir siendo la presidenta porque sin duda ha sido el nervio motor de la comisión". Soria fue muy cáustico con la diputada cuando consideró que la presentación del preinforme fue un "acto político del ARI (fuerza política que impulsa Carrió) donde se se dijeron cosas muy fuertes", y juzgó que "después de decir semejante cantidad de cosas, que tienen que ser probadas, sería muy irresponsable tirar la toalla por una discusión interna".
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