Mattel, sin embargo, ganó una. Un jurado del Southern District de Nueva York ordenó a un sitio pornográfico a no usar más la marca registrada de Mattel, Barbie, en parte del nombre de su dominio. El sitio, que ya fue bajado de la red, se llamaba Barbiesplaypen.com. Mattel demandó a la empresa matriz del sitio porno, Internet Dimensions, por infringir la ley de propiedad. "Para nosotros, esto es solamente hacer valer los derechos que tenemos sobre nuestra marca", dijo Lisa Marie Bongiovanni, la vocera de Mattel. A pesar de que no recibieron ninguna queja por parte de los usuarios, Bongiovanni aclaró que Mattel no se iba a arriesgar a que alguno pensara que ellos estaban auspiciando un sitio porno o cualquier otro sitio que no perteneciera a Mattel. Mattel decidió el año pasado darle a su producto más famoso un retoque para presentarla en el Salón del Juguete de Nueva York. Por primera vez en su historia, la muñeca cuyas articulaciones sirvieron incluso para hacer trasplantes que devolvieron el movimiento de las manos a algunos inválidos, muestra en público un minúsculo ombligo. Al fin y al cabo, todo un símbolo de humanidad en medio de un salón en el que predominaron los juguetes de alta tecnología, equipados con recursos digitales y conexiones a Internet. "Barbie parecía levemente envejecida", explicó Anne Parducci, de Mattel, pero el cuestionamiento no pasó por las ideas de una muñeca-símbolo siempre de novia y multiplicada en decenas de profesiones, sino por otro sempiterno problema femenino: la moda. Muchas prendas que se lucen hoy, en efecto, se usan calzadas en las caderas: "Es antiestético si se ven las junturas", explicó Parducci; por eso en ese lugar Barbie muestra ahora un simpático ombligo.
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