"Mis colores son celeste y blanco, pero no sé si los llevo arriba o abajo del rojo o el blanco de River Plate -dice Guerra-. La Argentina está desilusionada y desesperanzada. Es la primera vez que veo a los argentinos preocupados mal. Este país es un eterno sobreviviente. Siempre siguió; cerró los ojos y siguió, y ése es el problema; que cerró los ojos y ahora no los puede abrir. Somos un poco ovejas y no reaccionamos". Después señala: "No sé con qué cara decirlo, porque me fui hace 13 años, pero les diría a los jóvenes que no se vayan. Si crecí en una época difícil también tuve unas facilidades alucinantes para el estudio. Mi generación debe ser la última que recibió el derecho constitucional a la educación que hoy no existe. Jamás gasté un centavo para estudiar".
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