El líder libio Muammar Khaddafi invitó al controvertido médico italiano Severino Antinori para que desarrolle en su país su anunciado proyecto de clonación humana. La invitación sobreviene en un momento especial: Antinori, un experto en reproducción asistida, provocó una polémica internacional la semana pasada al anunciar que pondría en marcha un proyecto para duplicar seres humanos a partir de noviembre próximo.
Un informe publicado ayer por la prensa inglesa señaló que Khaddafi planea ceder a Antinori un ala de la mejor clínica de Trípoli, la capital de su país, y asumir los gastos de su viaje y estadía en Libia. Y si Antinori tiene éxito en su proyecto, lo recompensaría con varios millones de dólares.
La oferta habría sido hecha por el mismo Khaddafi a un colaborador de Antinori en una conversación telefónica interceptada por el Mossad, el servicio secreto israelí.
La información fue entregada por el Mossad al gremio de médicos de Italia. Pero su presidente, Giuseppe del Barone, señaló que no se puede impedir a Antinori que viaje a Libia. Aunque expresó que, de embarcarse en un proyecto semejante, Antinori "se arriesga a no poder volver a ejercer la medicina", le dijo Del Barone al diario "Sunday Express".
Busquen al científico
Antinori afirmó el martes pasado ante la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos que la clonación humana ofrece más variantes de éxito que la animal y descalificó a sus críticos. Aunque se impuso límites: no trabajar para mujeres solas, parejas que deseen reproducir a un hijo muerto o matrimonios de ancianos que deciden tener un hijo en la vejez.
La semana pasada Antinori fue el científico más buscado por la prensa internacional. Experto en ginecología, de 56 años, ha sido considerado por algunos "un santo con dones divinos que ayuda a alcanzar la felicidad a aquellas parejas sin hijos que ya han perdido toda esperanza". Pero otros no son tan elogiosos: lo distinguen como un profesional inescrupuloso que en pro del progreso médico ha perdido de vista elementales límites éticos.
En su clínica especializada en Roma, a sólo unos cientos de metros de distancia del Vaticano, Antinori ya realizó fecundaciones asistidas a más de mil mujeres. Está casado con una bióloga, es padre de dos hijos adultos, y pasó a ocupar titulares de los diarios en los años 90, cuando se especializó en la fecundación artificial de mujeres tras la \menopausia. Gracias a Antinori, una italiana de 63 años tuvo un bebé sano y una británica de 58 años, incluso, tuvo mellizos.
En la clonación, los genes de una célula adulta son implantados a una célula a la que se le ha removido el material genético. Luego la célula es implantada a un embrión e introducida en el útero de la madre. El embrión solo tendría los genes de la célula adulta. El resultado sería un doble genético del donante de la célula.
Miles de críticas, una querella
El ginecólogo italiano tiene casi todo el mundo en contra. Además del Colegio Médico de Roma, el ministro de Sanidad italiano, Girolamo Sirchia, lo cuestiona por su moral y plantea que la clonación es inaceptable como solución terapéutica.
Pero de la oleada de críticas, que incluyó un severo pronunciamiento del Vaticano, Antinori pareció molestarse especialmente con una fracción de ellas: ayer declaró que perseguirá penalmente al ministro de salud francés Bernard Kouchner.
La semana pasada el ministro francés lanzó un duro ataque a Antinori, al afirmar que el experto en embriones debería ser borrado el orden de los médicos en Italia. Tenemos que prohibir los niños-fotocopia ya", dijo Kouchner, el fundador de la asociación médica de caridad Médicos sin fronteras y administrador de la ONU en Kosovo.
Pero el experto en reproducción asistida declaró que no está en sus planes "producir niños-fotocopia" y que su intención es sólo la clonación terapéutica.
"Mis experimentos son una grande contribución a la investigación científica. Nunca dije que tendríamos muy pronto un niño-fotocopia. Esa hipótesis es totalmente falsa", agregó.
El científico dijo que instruyó a sus abogados para que comiencen una acción legal contra el ministro Kouchner por difamación, incitación a la violencia, intento de privación de los derechos civiles y profesionales.