Margery Freisner
Washington. - La administración del presidente norteamericano, George W. Bush, se regocijó ayer por haber logrado la aprobación, en la Cámara de Representantes, con mayoría republicana, del proyecto de ley sobre energía, que permitirá la apertura de la reserva natural de Alaska a las exploraciones petroleras. Bush ha insistido que la reserva es la fuente de petróleo más desaprovechada de EEUU y que se pueden llevar a cabo perforaciones sin causar daño al medio ambiente. Sin embargo, el triunfo podría tener una vida efímera y no lograr el sí del Senado, que en septiembre tratará el tema. El proyecto de abrir la reserva natural de Alaska a las exploraciones de petróleo y gas metano, parte central del plan energético de la administración republicana, pasó a la Cámara gracias a una serie de defecciones partidarias e insólitas alianzas políticas. El paquete fue aprobado ayer, después de 14 horas de debate, con 240 votos a favor y 189 en contra. El programa se inspira en ideas lanzadas por el presidente Bush en mayo pasado, en particular sobre el aumento de la producción petrolera y la capacidad de refinación. Además, se asienta en relanzamiento de la industria nuclear, el desarrollo de nuevas técnicas de producción carbonífera e incentivos fiscales para vehículos "limpios". El costo total de estas medidas se estima en 34.000 millones de dólares en 10 años. Dieciséis republicanos abandonaron a Bush para rechazar el plan, pero la Casa Blanca conquistó los votos de 36 demócratas, gracias a la ayuda del sindicato de Transportes, que apoya los trabajos en Alaska por los nuevos puestos de trabajos que se crearían. Las votaciones más dramáticas de la Cámara fueron sobre enmiendas que apuntaban a impedir la investigación energética en un tramo de 809 hectáreas del Arctic National Wildlife Refuge (ANWR), y las que imponían requisitos de bajo consumo de combustible, ya existente para los automóviles, a los cada vez más populares monovolumen y "todoterreno". La ANWR es una inmensa reserva natural, de casi 8 millones de hectáreas, creada por el presidente Dwight Eisenhower. La primera medida fue derrotada por 223 votos en contra frente a 206 a favor, y la segunda, contra la cual se alineó una pareja integrada por casas de automóviles y sindicatos metalmecánicos, fue rechazada por 269 votos contra 160. No obstante, los límites sobre consumo de combustible podrían ahorrar una cantidad de petróleo comparable a la que se podría obtener en Alaska. El jefe de la minoría demócrata en la Cámara, David Bonior, luchó para impedir las excavaciones en la reserva de Alaska, definiéndola como una "catedral de la naturaleza". Pero el mismo Bonior, diputado de Michigan, capital automovilística de EEUU, votó contra los más severos límites al consumo de combustible de los "todoterreno". El paquete prevé conceder más de 33 mil millones de dólares en exenciones fiscales a la industria energética. "La ley no tiene nada que ver con la necesidad de garantizar un futuro energético más seguro a los norteamericanos -dijo el diputado demócrata Nick Rahall-, pero es un regalo multimillonario de recursos y recaudaciones fiscales a los grandes del petróleo que ya tienen ganancias récord". La Casa Blanca está evidentemente satisfecha, y un portavoz de la misma dijo: "El presidente está contento por la decisión de la Cámara, que promoverá la conservación y la exploración. EEUU es demasiado dependiente energéticamente del exterior". Pero la euforia podría durar poco ya que, en septiembre el Senado, de mayoría demócrata, tomará en consideración su versión de la ley, con muchos senadores que ya han decidido a no dejar pasar las exploraciones en Alaska.
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