Año CXXXIV
 Nº 49.184
Rosario,
domingo  22 de
julio de 2001
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Promesas de ayuda real para los pobres del mundo

Génova. - Los líderes de las principales potencias industriales, esforzándose por recuperar el control de una conferencia ensombrecida por la muerte de un manifestante, expresaron ayer que les proveerían una real ayuda a los miles de millones de afligidos por la pobreza extrema. Pero el énfasis de la cumbre del denominado Grupo de los Ocho no satisfizo a los manifestantes contra la globalización, quienes instaron a los gobernantes a suspender su reunión a causa de la muerte de Carlo Giuliani.
Los gobernantes, aunque expresaron pesar por la muerte, dijeron que "nuestro trabajo continúa". Los líderes de EEUU, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá, Italia y Rusia abordaron ayer, en su segundo día de conversaciones, un temario que incluyó la discusión de la situación de varios puntos conflictivos, como Medio Oriente y Macedonia, y el recalentamiento global.
Se percibieron indicios de que los países del G-8, que reformaron sus reuniones en un esfuerzo por demostrar una mayor preocupación por los países pobres, buscaban la forma de hacer más. El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Renato Ruggiero, dijo que la próxima cumbre del G-8, a realizarse en Canadá en el año 2002, podría cobrar otra forma. Dijo también que el fondo global de la salud, creado este año, podría ser seguido el año próximo por un fondo de apoyo a la educación en las naciones pobres.

En pie las divergencias
Sin embargo, los jefes de Estado y de gobierno evidenciaron sus divergencias sobre los dos puntos principales de su agenda, el clima y la ayuda al desarrollo, y confirmaron así las críticas de los antiglobalizadores, que consideran inútiles las cumbres del G-8. El único tema en el que lograron unidad en sus puntos de vista fue la crisis de Medio Oriente, decidiendo al respecto el envío de una misión siempre y cuando israelíes y palestinos la acepten.
El jefe del Ejecutivo de la Unión Europea (UE), el italiano Romano Prodi, afirmó: "Sobre la ratificación de Kyoto no se hicieron progresos. La discusión confirmó la existencia de posiciones bien definidas: de nuestra parte reiteramos la posición de la UE favorable a la ratificación, y con igual claridad EEUU reiteró su oposición a ratificarlo".


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