Las mujeres genovesas expresaron su disconformidad con un pedido del premier Silvio Berlusconi, mostrando por la ventana de sus casas su ropa interior. Cuando Berlusconi pidió a los genoveses que durante el G-8 no tendieran su ropa al aire, como es tradicional en toda ciudad italiana, no podía imaginarse que esa iba a ser la respuesta de las mujeres genovesas durante la primera manifestación de los grupos antiglobalización. Al menos una decena de señoras hicieron ondear su lencería fina, bombachas y corpiños en especial, ante el regocijo y los aplausos de las decenas de miles de manifestantes. "Abajo el muro de la vergüenza que impide la libre circulación", señalaba además un cartel en la entrada de uno de esos edificios, en referencia a la imponente valla de 4 metros que aisló al centro histórico de la ciudad.
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